Esto es lo que hay

El tridente... y un jefazo llamado Mascherano

Javier Mascherano se multiplicó para frenar las embestidas ofensivas del Arsenal

Javier Mascherano se multiplicó para frenar las embestidas ofensivas del Arsenal / sport

Joan Mª Batlle

El Barça ya está en cuartos de la Champions tras volver a ganar al Arsenal, pero que nadie piense que la eliminatoria ha sido tan fácil como parece indicar el 5-1 global. No, de eso nada. Los ingleses salieron a por todas en el Camp Nou y la verdad es que crearon muchas, demasiadas, ocasiones ante la puerta de Ter Stegen. Chutó mucho más el Arsenal, que además del gol estrelló un remate en el poste y obligó a Ter Stegen a marcarse un par de paradones. El equipo de Wenger fue valiente, apretó hasta el final y lo más lógico es que ahora, todos, entrenador y jugadores, se estén preguntando por qué no jugaron así en su campo. Ahora bien,  mientras ellos tuvieron que llegar mucho para marcar un gol, al Barça le bastó con poco para hacer tres. Es la diferencia que marca el tridente, en global, y cada uno de ellos por sus características individuales. Neymar abrió el marcador con un remate ajustado al palo corto después de que Suárez le dejara solo ante Ospina, Suárez lo amplió con una media chilena espectacular que envió el balón a la escuadra y Messi lo cerró con una de sus exquisiteces. El uruguayo es el mejor rematador del fútbol mundial. Hace muchas cosas más, y casi todas bien, pero cuando dispara, señores, es la bomba. Y de Messi, qué más podemos decir. Pues eso... 

La defensa. Pero para poder llegar al 3-1 final, antes la defensa tuvo que emplearse a fondo. Ayer no estaba Piqué y puede que eso tuviera que ver con tantas llegadas inglesas, pero a la hora de la verdad surgió la figura grandiosa, monumental, de Mascherano, que en un alarde de fuerza, velocidad, concentración y agallas cortó todo lo que había que cortar e incluso evitó un gol hecho en una acción en la que se jugó el físico. Inmenso partidazo el suyo y es justo resaltarlo. Le llaman jefecito pero ayer fue un jefazo que evitó que la noche fuera muy distinta.