ARSENAL

Wenger, 20 años buscando la excelencia

Wenger introdujo nuevos conceptos en la preparación física y nutrición de los jugadores, profundizó en aspectos tácticos muy poco trabajados y organizó una nueva forma de entender el fútbol formativo. 

Las ventas y las compras del Arsenal

Las ventas y las compras del Arsenal / sport

TONI FRIEROS

Wenger es, digámoslo urgentemente, un caso excepcional en la montaña rusa que se ha convertido el fútbol. Hoy arriba, mañana abajo. Los puristas del balón, para quienes el estilo es irrenunciables, le adoran. Los resultadistas, los que quieren títulos y no buenas intenciones, le detestan, diciendo que es el entrenador más sobrevalorado de toda la historia del fútbol.

La realidad es palmaría. Wenger lleva veinte años siendo el todopoderoso capitán de la nave ‘gunner’, amo y señor de su destino, intocable...

Llegó a finales del Siglo XX: “La primera vez que lo ví, tan alto, con gafas, me pregunté si ese francés con pinta de profesor sabría algo de fútbol”, reveló el mítico capitán del Arsenal, Tony Adams. 

Wenger, procedente del Mónaco, cambió de arriba a abajo la metodología de trabajo del equipo, anclado en el Pleistoceno. Introdujo hábitos alimenticios más saludables, modificó la preparación física y dotó al club de una estructura para descubrir nuevos talentos muy  implantada en Francia.

En su segunda temporada como técnico, 1997-98, Wenger conquistó la Premier League, poniendo fin a seis años de sequía, aderezándola con la FA Cup y convirtiéndose en el primer entrenador entranjero que lograba el doblete. No resultó extraño que fuera elegido técnico del año por la poderosa FA.

Los años venideros fueron de excelente cosecha. Volvió a ganar la Liga en 2002 y 2004, rubricado este título con un registro histórico. El Arsenal conquistó esa Liga sin conocer la derrota en 38 partidos, gesta que había permanecido impoluta desde que lo hubiera logrado el Preston North-End en  1889. Había llovido...

Paralelamente, merced al poderoso músculo económico de la entidad, Wenger desplegó una peculiar política deportiva: “pescar” en las canteras ajenas agarrándose a la posibilidad de fichar a mayores de 16 años sin tener que pagar traspaso. La FIFA tuvo que intervenir y poner un ‘fee’ para esos casos. El FC Barcelona, en 2003, sufrió en sus carnes esa voracidad con el ‘robo’ de Cesc Fàbregas. Le siguieron algunos más, como Toral, Miquel, Bellerín...

Nunca sabremos si como penitencia para expiar esos ‘pecados’, el Arsenal entró en un bucle de dolorosas decepciones que han durado nueve años, desde la FA Cup de 2005 a la del 2014, ganando también la Community Shield.

El gran batacazo del Arsenal se ha producido en Europa. Perdió la final de la Copa de la UEFA en el año 2000 y la Champions League en 2006. Desde aquella dolorosa experiencia en París, todo el arsenal económico de la entidad ‘gunner’ solamente le ha dado para alcanzar una semifinal europea. Por lo demás, desierto absoluto. Una caída en picado que se ha pronunciado en los últimos  cinco años, donde no ha sido capaz de pasar de octavos de final en la Champions League.

Es verdad que el Arsenal lleva dos temporadas consecutivas haciéndose con la FA Cup y la Community Shield, dos títulos menores, tan cierto como que en doce años no ha vuelto a levantar el trofeo de la Premier League. Demasiados años para uno de los clubs más ricos del mundo que compite de tú a tú con el Manchester United, City y Chelsea.

Viéndolo con los ojos del Barça, Real Madrid, City o United, sería impensable que cualquier entrenador de esos clubs pudiera estar nueve años sin alcanzar un título y siguiera en su puesto de trabajo. ¿Por qué Arsène Wenger es diferente? Sin duda, entre otras razones, porque el técnico francés, que no ha perdido ni un ápice de su acento en estas dos décadas, sigue apostando por un fútbol atractivo. Nunca ha sido puesto en tela de juicio ni por sus superiores ni tampoco por su abnegada afición. 

Además, ha sabido gestionar la cartera de jugadores de modo muy beneficioso para su club. Aunque ha gastado más de 500 millones de libras en fichajes, ha vendido por valor de 240 millones, muchos de ellos procedentes del FC Barcelona (Overmars, Petit, Henry, Cesc...) Eso quiere decir que en veinte años el neto de la inversión en futbolistas ha sido de ocho millones de libras por temporada. Una bagatela.