Una primera vuelta lejos de las expectativas

La “desconexión” que Pep Lluís Martí, entrenador del Girona, le pide a sus hombres está del todo justificada. Tras cerrar el 2019 con una derrota “difícil de digerir” ante el Mirandés, el equipo ha alcanzado el ecuador de la competición con muchas más sombras que luces, demasiados interrogantes y unos números que están lejos de la expectativas generadas. Fuera de los puestos de ascenso y con la segunda plaza a cierta distancia, las próximas semanas serán clave para determinar si la plantilla más cara de Segunda tiene o no opciones de luchar por subir.

El 0-3 del pasado domingo, en el último partido de un año para olvidar, deja al Girona noveno en la clasificación. Cierra la primera vuelta con 31 puntos, lejos de los 39 con los que llegó a las mismas alturas de la película la temporada 16/17, la que acabaría cerrando con el histórico ascenso a la Primera División. Solo hay seis conjuntos en toda la liga que han encajado más de los 27 goles que ha recibido Juan Carlos, y las cifras en ataque tampoco son para lanzar cohetes: 28 tantos a favor, 16 de los cuales son obra de Cristhian Stuani, demostrando así la evidente dependencia del delantero uruguayo.

Son ya 8 las derrotas tras 21 jornadas. Hay solamente cinco equipos que han perdido más partidos en la liga. Oviedo y Albacete con 9, por los 10 del Extremadura, Tenerife y el colista Deportivo. El año que se subió, se cerraba la primera vuelta con solo 4 tropiezos y 20 goles encajados.

La plantilla no volverá al trabajo hasta el próximo lunes, 30 de diciembre. Mientras, el club ya trabaja para planificar las actuaciones en un mercado de invierno que se prevé movido en Montilivi. El director deportivo, Quique Cárcel, ha admitido más de una vez que se fichará a jugadores que sirvan para “mejorar” el actual vestuario. Sin embargo, es evidente que algo no funciona, que hay futbolistas lejos de su mejor nivel y que faltan piezas en el engranaje.