Una Liga eterna y movida

El Girona sigue trabajando en La Vinya

El Girona sigue trabajando en La Vinya / Sport.es

Carles Rosell

El 8 de julio de 2019, el Girona escribía el punto de partida de una temporada que todavía sigue, más de un año después. Ha sido y es una liga eterna y de lo más movida en Montilivi, con vivencias de todo tipo, alegrías y decepciones. Hasta cuatro entrenadores han pasado por el banquillo cuando la actividad sigue en La Vinya. El último escollo, un play-off que debería arrancar la semana próxima.

Hace casi 400 días desde que el equipo se puso en marcha con Juan Carlos Unzué al mando. Convocó por aquel entonces a 28 futbolistas, con una importante representación del filial e incluso del equipo juvenil. Faltaban todavía muchos movimientos, tanto de entrada como de salida porque fue en agosto cuando el club cerró buena parte de las incorporaciones de este pasado verano. A lo largo de estos 13 meses, el Girona ha vivido un errático inicio de curso que a mediados de octubre le costaría el cargo al propio Unzué. Se acumulaban más derrotas (6) que victorias (5), inadmisible para la plantilla más cara de la liga.

Juan Carlos Moreno lo relevó una jornada, en el empate ante el Alcorcón, y fue el 30 de octubre cuando aterrizó Pep Lluís Martí. El inicio del balear fue prometedor, con el equipo acumulando seis jornadas sin perder, pero el paso del tiempo despertó a viejos fantasmas y el equipo nunca conseguiría la regularidad necesaria para afianzarse en la parte alta. Tras mover alguna pieza en enero (llegaron Brandon y Rivera, mientras que le abrieron la puerta a Gual), la actividad se interrumpió en marzo por culpa del coronavirus. Hasta el mes de junio no se retomó la liga y el Girona no lo hizo con buen pie. Martí fue cesado tras perder en Málaga y el mismo día era anunciado Francisco. Con un quinto puesto en el bolsillo y casi 400 días de actividad, sea en el césped o en casa, los jugadores siguen enchufados y con el mismo objetivo de hace un montón de meses: subir a Primera.