Soler dice adiós al Giro

El ciclista catalán se cae en el kilómetro 4 de la etapa y abandona la ronda italiana, donde iba 11º

El italiano Vendrame triunfa en una fuga consentida, con Bernal y el resto de favoritos recuperando fuerzas

Marc Soler abandona el Giro

Marc Soler liderará a Movistar en Suiza / MOVISTAR

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Nadie en el conjunto Movistar quería hablar en voz alta de Marc Soler. Los servicios de prensa de la escuadra de Telefónica narraban las victorias que el equipo conseguía (por ejemplo, este jueves, en la Vuelta a Andalucía, con Superman López) o de las buenas posiciones que lograba la gran estrella de su estructura femenina, Annemiek van Vleuten, en diferentes carreras. Pero del corredor catalán ni una noticia. Casi parecía que no corriese en Italia, que no estuviese en un Giro donde se movía por la 11ª plaza de la general. Sin embargo, estaba… y se le esperaba. Hasta que se cayó.

No era desidia, ni desprecio a Soler. Lejos de la realidad. Estaba preparado que su primera intervención pública se produjera el próximo martes, en la segunda y última jornada de descanso de la ronda italiana, después de superar mañana el Zoncolan y el lunes los Dolomitas. Entonces se vería cuál era su posición, qué es lo que realmente podía hacer en los últimos obstáculos alpinos del Giro y hasta dónde podía llegar.

No se le quería dar presión, que ya era bastante para él coger los galones del Movistar en el Giro, tener a siete compañeros trabajando para él y tratar, como hizo el miércoles en el ‘sterrato’ toscano, de estar entre los mejores de la carrera, lo más cerca posible de Egan Bernal y compañía.

Pero el ciclismo es un arma cargada de injusticias. No hay colchonetas si alguien se va al suelo. No existe tampoco la posibilidad de pedir un tiempo muerto para analizar cualquier situación de carrera y tampoco solicitar un cambio, subir al coche y comprobar en el hotel el estado de las heridas para intentar tomar la salida al día siguiente. Si te caes y te lastimas no hay otra opción que irse para casa, pensar en una rápida recuperación y quién sabe si plantear el Tour como el siguiente objetivo a cumplir.

Soler se fue al suelo cuando solo se habían recorrido cuatro kilómetros de una etapa que llegaba a los 212. Impactó con el asfalto cuando la carrera todavía estaba en fase de calentamiento. Y, aunque lo intentó, aunque su compañero menorquín Albert Torres lo auxilió dándole respaldo con su bici y apoyo moral, al final no le quedó otro remedio que decir adiós al Giro con el hombro izquierdo y las costillas lastimadas.

Adiós al reto de afrontar la ronda italiana como jefe del Movistar, de comprobar si realmente está preparado para pelear por la clasificación general, por un lugar de honor, en una carrera de tres semanas. Y adiós también a tantas semanas de preparación entre las montañas de Andorra.

Y sin Soler, todavía con la imagen dolorida de Mikel Landa, el ciclismo español se ha quedado sin símbolos para la general de este Giro. Landa aspiraba a luchar por el triunfo que por ahora amarra Bernal y Soler a conseguir un lugar digno entre los mejores de la carrera.

En un día destinado a fuga consentida (triunfo del italiano Andrea Vendrame) y a recuperar fuerzas tras el combate por la tierra blanca de la Toscana, Soler dejó al Movistar sin líder, en un Giro donde está complicado un triunfo de etapa español porque Pello Bilbao (magullado en la misma caída de Soler) está lejos de su mejor forma y porque el resto corren en Italia entregados a sus líderes. Qué se le va a hacer.