José Roberto Torero: "Me impresionó que Pelé me dijera que ya no toca un balón"

El escritor brasileño José Roberto Torero

El escritor brasileño José Roberto Torero

Dídac Peyret

Dídac Peyret

José Roberto Torero nació en Santos, Sao Paulo, en 1963. Es autor de más de 30 libros y ha hecho de guionista de cine y televisión. A raíz de su guión para el cortometraje ‘Una historia de fútbol’, nominado a los Oscar en el año 2000, nació el libro con el mismo nombre. 

‘Una historia de fútbol’ es un libro pensado para niños, ¿el proceso a la hora de escribirlo fue muy distinto?

No. La finalidad sigue siendo la misma: construir buenos personajes, tener una buena historia. El texto tiene que tener una música. Lo diferente es que, cuando escribo para niños, pienso si a mi yo de cuando tenía 10 años le gustaría. Para mí todos los libros son para adultos y algunos también para niños. Si un libro para niños no funciona para adultos es que tiene un problema.

La historia en este caso es la infancia de Pelé. ¿Qué ha significado su figura en tu vida?

El primer partido que vi en mi vida fue la despedida de Pelé. A mí  no me interesaba entonces mucho el fútbol. Pero mi padre insistió. Yo tenía  10 años. Y mi padre era un hombre muy duro, muy seco, del interior. Un hombre serio, campesino. Yo crecí con la idea de que los hombres no lloran. Pero cuando Pelé paró,  se quedó de rodillas y puso los brazos en cruz, empezó a llorar. Fue la primera vez y tal vez la única. No recuerdo otra. Aquello me impresionó. 

Todo el mundo conoce al Pelé futbolista… pero, ¿cómo es más allá del personaje? 

Bueno, es un hombre muy normal. Le gusta la música, las mujeres. Le gustaban, hoy no sé [risas]. Lo conocí mejor cuando hice el guión de ‘Pelé eterno’. Entonces estuve algunas veces en su casa. Hablé con él. Y me pareció un hombre sincero, que contestaba a todo lo que le preguntaba. Una persona que habla en tercera persona desde joven.

Eso pasa con personajes así, como si se refirieran a otra persona...  

Sí, es lo  mismo con Maradona. Pero me pareció un hombre sin problemas con la fama. Es una cosa interesante ver cómo la fama es una cosa natural para él. Y tampoco me pareció una persona arrogante. Es muy tranquilo, sale a la calle, firma a la gente que se le acerca por la calle. No le incomoda nada. Su convivencia con la fama es totalmente natural. 

La figura de Pelé se percibe muy distinta a la de Diego; Maradona es una persona incómoda para el poder, Pelé se siente cómodo. ¿También lo percibes así?

Sí. Creo que Maradona es más de izquierdas y más contestatario. Pero tampoco Pelé es de derechas. Simplemente la política no es un asunto muy importante en su vida. 

Incluso en su forma de expresarse, Pelé es más hermético, Maradona no tiene filtro…

Sí, en Brasil hay un estado que se llama Minas Gerais, y son gente en general muy diplomática, amigos de todo el mundo. Pelé es de ahí, nació en Três Corações. Es como ellos. No va contra nadie, no va contra Lula o Bolsonaro. Prefiere ser neutro. Pero creo que es más por desinterés que por cobardía. Y también un poco por diplomacia. 

De estos encuentros con él, ¿se te quedó alguna imagen grabada?

[Se lo piensa]. Hay una cosa… yo fui a casa de Pelé y hay un campo de fútbol sala. Y le pregunté: ‘Oye, ¿juegas con tus hijos?’ Y me contestó: ‘No, ya no toco un balón’. Y esto se me quedó grabado porque si yo tuviera la habilidad de Pelé jugaría a fútbol todos los días. Me impresionó muchísimo que con su arte no jugara. 

¿Cómo te lo explicas?

Creo que tuvo que hacer un trabajo tan fuerte psicológicamente para dejar el fútbol que explica que no toque la pelota ni con sus hijos pequeños porque le resultaría doloroso.  

En Barcelona ha sorprendido el apoyo público de algunos futbolistas de orígenes humildes como Rivaldo al presidente Bolsonaro… 

A mí también me ha sorprendido. 

¿Qué análisis haces del tema?

Creo que hubo un mantra  general de que la izquierda era muy corrupta, como si la derecha no lo fuera, y eso llegó a la gente. Es un presidente que  fue apoyado por los evangélicos. Fue un discurso muy moralista. Pero mira a Ronaldinho, bebe, tiene a muchas mujeres y apoya a Bolsonaro.  Hubo gente que creyó que era honesto, que ahora ya no lo cree tanto [risas].  Su hijo tiene problemas, ha tenido que salir del partido. Y ya se ve que hace cosas terribles. Pero todavía tiene el 35% de apoyo. 

¿Te esperaba esos resultados? 

Brasil es un país sorprendente, incluso para mí. Es más moralista y de derechas de lo que yo pensaba. Tal vez por el crecimiento de los evangélicos. La gente de derechas tiene redes de televisiones, radios, son muy poderosos, muy activos. Bolsonaro les dio espacio y dinero. Por ejemplo, la Iglesia no paga impuestos en Brasil. Y ahora pueden coger el dinero de la cultura. 

Pero sorprende esta dualidad en algunos futbolistas, su arraigo a la fe y una vida desordenada…

[Sonríe]. Sí resulta hipócrita y paradójico.  Son religiosos el domingo pero de lunes a sábado no tanto. Pero tal vez crean realmente que hay un Dios, pero eso es realmente Brasil. Tenemos esa dualidad. En el fútbol pensamos: el fútbol brasileño se ha acabado un día. Pero, si ganamos un partido, de repente somos el país del fútbol. 

Te diré nombres de brasileños que han pasado por el Barça y me dices qué te sugiere cada uno... Romario 

¡Ah! yo creo que fue lo mejor que he visto en el área pequeña.  El mejor que he visto en esos cinco metros. Ahí era insuperable. Ahora es un político, casi llegó a ser alcalde de Río. Está un poco en la derecha. Tiene un discurso moralista, aunque tiene el mismo problema que Neymar: las mujeres. 

Ronaldo…

Más complejo. A mí me parece menos buena gente que Romario. Romario lo veo más sencillo y honesto. Ronaldo piensa mucho en el dinero, y sus placeres, y apoya a políticos más terribles que Bolsonaro. Tiene más dinero y más poder. Como futbolista también me gustaba más Romario. Una cosa que me gusta mucho del fútbol es la sorpresa. Cuando ves un partido tu cabeza dibuja las posibilidades y casi siempre acierta. Pero con Romario, no. 

Ronaldinho...

Si miramos aquel año en el Barça es maravilloso. Su creatividad era increíble. Pero fue un periodo corto. Rivaldo fue más regular, muy eficiente. Nunca jugaba mal. Ronaldinho había días que decías: hoy solo ha andado, pero me quedo con Ronaldinho. 

Ronaldinho pareció que llegó un momento en que dimitió de ser el número uno y eso molestó a la gente.

También fue una decepción para nosotros. Creo que eso ocurre más hoy en día. Los jugadores antiguos también buscaban la fama, la gloria, los títulos. Pero había una búsqueda de una grandeza histórica. Hoy  hay más una búsqueda de una grandeza monetaria. Hay excepciones como Messi o Cristiano. Pero creo que el jugador ahora piensa solo en el presente: me lo gastaré todo ahora, me acostaré con todas las mujeres ahora… tendré un Ferrari ahora. Me parece legítimo pero es otra cosa.