Se cumplen 20 años del 5-1 a Dinamarca

Querétaro se rindió a los pies de la selección española, la preferida de la afición mexicana, pese a que era Dinamarca la gran favorita.

Hoy se cumplen 20 años de aquella tarde -madrugada en España- en la que la rojigualda maravilló al mundo en uno de los partidos más memorables de una historia un tanto discreta, todo sea dicho. Fue el día de la selección, pero sobre todo supuso la consagración del madridista Emilio Butragueño, que pasó a los anales con sus cuatro tantos... y eso que el primer penalty se encargó de transformarlo el 'león' Andoni Goikoetxea.

Pocas han sido las ocasiones en las que España ha enamorado por su selección de fútbol. Mirando hacia atrás, encontraríamos el mítico 12-1 ante Malta y el consiguiente segundo puesto en la Eurocopa de Francia '84, y el gol de Marcelino que permitió a la selección de José Villalonga alzarse con la Eurocopa de 1964. Además, el tanto de Telmo Zarra contra Inglaterra en Brasil '50 y... poco más si exceptuamos la victoria del miércoles ante Ucrania (4-0) en Leipzig.

Pero echemos la vista 20 años atrás y hagamos memoria. Tras el fracaso en el Mundial de España '82 y dos años después del subcampeonato en la Eurocopa gala, la selección de Miguel Muñoz llegaba a México con piel de cordero.

El debut fue estelar, ante Brasil. España borró del campo a la 'verdeamarela', pero el colegiado no dio validez a un gol fantasma de Michel y los de Miguel Muñoz cayeron por 1-0. Después, gris triunfo contra Irlanda (2-1) y clara victoria ante Argelia (3-0).

Dinamarca había maravillado con tres victorias ante Alemania, Uruguay y Escocia, por lo que los del germano Sepp Piontek se presentaban en octavos como favoritos. Dinamarca se adelantó en el 32' con un penalty transformado por Jesper Olsen. Pero surgió el 'Buitre', que empató en el 43' y adelantó a España en el 57'. El madridista provocó el penalty que transformó Goikoetxea en el 70', y en la recta final logró otros dos goles -el último, de penalty- que certificaron el 5-1 definitivo.

La afición recuperó la ilusión por su equipo y elevó a sus internacionales a la categoría de héroes. España iba a comerse el mundo en los cuartos ante una sorprendente Bélgica, pero el partido acabó 1-1 y, en los penalties, el meta belga, Jean-Marie Pfaff detuvo la pena máxima a Eloy Olaya...Y ahí se acabó todo. Al menos, fue bonito mientras duró.

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