Paraguay - Brasil, el partido del caos

La Seleçao busca el sexto triunfo seguido con el lío de la Copa América y la suspensión del presidente de la CBF

El clima en la concentración de la Canarinha ha estado muy enrarecido con el futuro de Tite absolutamente incierto

Neymar no quería disputar la Copa América

Neymar no quería disputar la Copa América / Lucas Figueiredo/CBF

Joaquim Piera

Joaquim Piera

Y en medio del caos, la Seleçao visita Asunción (a las 02.30 CEST) , en un duelo sugestivo con Paraguay donde puede igualar la marca histórica previa al Mundial de 1970 de seis victorias seguidas en las Eliminatorias sudamericanas.

La atención, sin embargo, no está dentro de las cuatro líneas, donde Tite presentará un 11 muy similar al que derrotó a Ecuador (2-0) en un insípido partido. La novedad podría estar en la vuelta del ex Girona, Douglas Luiz en detrimento de Fred (United), en el doble pivote al lado del capitán Casemiro. El blaugrana Emerson Royal seguirá esperando una opción, ya que Danilo (Juvenuts) es ahora mismo titular indiscutible en el lateral derecho.

La Canarinha está en polvorosa. Se espera que cuando termine el encuentro, los jugadores, con el apoyo del seleccionador, Tite, y el cuerpo técnico, emitan un comunicado en el que expondrán su enojo por tener que disputar la Copa América, de forma improvisada, en un Brasil con 473.000 fallecidos por Covid-19. Un ‘pandegenocidio’ en toda regla, patrocinado por el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro. La posibilidad de boicot existe, pero ha perdido fuerza tras el intento fracasado de una actuación conjunta con las diez selecciones participantes.

BOLSONARO CONTRA TITE

Otro punto de atención es si Tite va a presentar o no la dimisión. El seleccionador está en el centro de la diana de las milicias digitales de la extrema derecha, que consideran que ha instigado la rebelión interna. Una fake news más del bolsonarismo. El hijo del presidente, el senador Flavio Bolsonaro, echó más leña al fuego y calificó al técnico gaucho de “hipócrita” y lo acusó de moverse por intereses políticos y de ser “un pelota” del expresidente Lula, candidato a la presidencia en 2022.

Tite elogió a Neymar tras golear a Perú

Tite se estaría planteando dejar la Seleçao por desavenencias con la CBF / Lucas Figueiredo/CBF

La situación de Tite era insostenible hasta que el presidente de la CBF, Rogerio Caboclo, fue suspendido domingo del cargo durante 30 días por el Comisión de Ética de la entidad. El motivo es las gravísimas acusaciones de acoso sexual y moral de una ejecutiva de la Confederaçao. Las grabaciones del caso, emitidas por la Rede Globo, son nauseantes.

Caboclo, que difícilmente va a continuar en el cargo, había prometido a Jair Bolsonaro, que iba a destituir a Tite tras el partido en Paraguay y a nombrar como nuevo seleccionador a Renato Portaluppi (por cierto, ideológicamente seguidor de Bolsonaro). De esta manera, se aseguraba que el nuevo técnico llamara a las primeras espadas.

Sin Caboclo, Tite ha ganado oxígeno. Los dirigentes de la Confederaçao piensan ratificarlo en el cargo y empoderarlo, blindándolo de los ataques y reforzando su autonomía. El debate sobre la continuidad de Tite ha entrado en la agenda política. El técnico, sin quererlo, ya es un símbolo de la izquierda y de la oposición al Ejecutivo de extrema derecha. Una vez más, Bolsonaro se ha salido con la suya de ensuciarlo todo, de poner en tela de juicio el orden preestablecido, las instituciones y las jerarquías. 

Esta es la Copa América de Bolsonaro, un torneo-lavandería, para blanquear internacionalmente la imagen de un gobierno genocida y omiso con su propia ciudadanía durante la pandemia. Una cortina de humo perfecta.

Nadie duda que quien manda aquí es el presidente brasileño, que intentó, sin éxito y con el beneplácito de la Conmebol, tener un encuentro telemático con los 10 capitanes que participarán en el torneo para asegurarles que las selecciones gozarían todas las condiciones sanitarias, pero estos se negaron en rotundo a mantener semejante reunión. Salvando las distancias, desde el tristísimo Mundial de Argentina en 1978, no se veía una situación político-deportiva como esta en el continente.