El MVP Pau Gasol lidera la conquista del oro europeo de España ante Lituania

La puesta en escena de la selección española fue casi perfecta. Atrás controlando perfectamente el juego dentro.fuera de los lituanos –errátcos en el triple- y asu ‘motos’ Kalnietis y en ataque con un rápido movimiento de balón que permitió atacar con efectividad las defensas alternativas que fue plantendo Kazlauskas.

Lo importante, además es que junto a la habitual producción anotadora de Pau Gasol más jugadores se añadieron a la causa. Primero un Rudy que pareció dejar atrás sus problemas de espalda, luego Mirotic. Una suma de factores que permitieron a España ponerse en franquicia en el luminoso rebasando la barrera de los diez puntos (15-4 y 17-6).

Una tendencia que se acentuó en los inicios del segundo cuarto. Ante una Lituania errática en el triple (0 de 6) los jugadores españoles supieron seguir buscando el equlibrio entre la amenaza exterior e interior. Producto de todo ello fue el cénit del conjunto español en los primeros 20 minutos. Un 34-16 tras palmeo de Felipe Reyes que disparó las expectativas de la final.

Pero Lituania es un hueso muy duro de roer. Los bálticos subieron las líneas defensiva y lograron parar en parte la fluidez ofensiva de los de Scariolo. Y en ataque encontraron la llave para amenazar desde más allá de los 6.75. Cuatro canastas triples en la recta final del segundo cuarto con un Seibutis resolutivo y el dominio del rebote permitieron a Lituania engancharse al partido al descanso (41-33).

Pero la selección española no estaba para concesiones y menos siendo la finalísima. Se elevó el nivel atrás, Lituania no encontró manera de producir y España volvió a dar otro tirón en el luminoso pese a la baja de Rudy tras sufrir un duro bloqueo de Jankunas. Una progresión que llegó hasta un 52-35 tras triple de Pau Ribas. Quedaban quince minutos pero estaba claro que el Eurobasket tenía dueño.

Y todo lo que quedaba fue un monólogo de España y un quiero y no puedo de Lituania que, pese a su lucha, tuvo que rendirse a la evidencia; la selección española era la indiscutible campeona.