SOBRE EL TERRENO

Neymar y el autógrafo que denota desconocimiento

Neymar, en una imagen del partido de Villarreal

Neymar, en una imagen del Villarreal-Barça / sport

Emilio Pérez de Rozas

BUENO, no sé ustedes, pero yo ya estoy un poco más tranquilo. Bastante más tranquilo. Y espero, desde luego, que también Luis Enrique esté ya mucho más relajado: ha recibido la bendición de Pep Guardiola. Y eso, para algunos, es toda una garantía. A mí, la verdad, me da igual, pero los hay que consideraban ese ‘visto bueno’, esa bendición, ese “lo hará mejor que yo”, como un pasaporte para la gloria.

Pero no era de esto que les quería hablar, perdonen, pero el abrazo entre hermanos futbolísticos en la cita de los técnicos de la UEFA se me ha cruzado en el camino de mi reflexión de hoy, que no era otra que mostrar mi preocupación por el papel que le toca desarrollar al bueno, al divertido, al figura de Neymar Júnior.

Sé que algunas de las cosas que voy a escribir parecerán alarmistas y no, no lo pretendo. Sé que el Barça, en global, y, probablemente Luis Enrique y Andoni Zubizarreta en particular, no están tan preocupados como yo (que no soy nadie) por el tema. Pero resulta evidente que nos encontramos ante un caso preocupante que, ¡ojalá!, estoy convencido de ello, al menos a 5 de septiembre, se irá solucionando en los próximos partidos.

El Barça fichó a Neymar Jr. en plan galáctico. No solo por precio (del lío del precio y pagos no hablaré, aún está en los juzgados e igual, un día de estos, imputan al presidente) sino por lo que representaba a nivel futbolístico y por el juego que atesora. Cierto, lesiones y más lesiones, todas ellas inoportunas, han impedido que el muchacho brille a la altura de lo que se le supone. Lo hará. Sí, estoy convencido. Pero... el muchacho, lo siento, tiene parte de culpa en parte de su atribulado aterrizaje en el Barça. El autógrafo firmado en la bota del aficionado de El Madrigal mientras calentaba para salir a ayudar a su equipo ¡que empataba 0-0! es el retrato de un muchacho que aún no sabe dónde está. Su móvil, sus fotos, sus novias, Instagram, Facebook, Twitter, las redes sociales le han convertido en mucho más que un futbolista. Así que alguien, no sé quién, debería decirle a Neymar que corra la banda, que haga ejercicios, que se entrene y que deje de firmar autógrafos y hacerse fotos. ¡Pero ya!