El primer adiós de Pep Guardiola

Lluís Payarols

- Once temporadas después de su debut en el primer equipo, Pep Guardiola colgaba la camiseta culé

- Se marchó después de levantar 16 títulos oficiales como jugador del Barça

Creía que había llegado su momento y lo anunció sin tener nada atado. Deseaba cambiar de aires, conocer otras realidades, después de haber triunfado en el club de sus amores.

El 11 de abril de 2001, Josep Guardiola i Sala se sentó ante los periodistas en una abarrotada sala de prensa del Camp Nou para anunciar que su carrera como jugador en el FC Barcelona había acabado.

No colgaba las botas definitivamente, sino que, con 30 años recién cumplidos, quería aprender más en otros lugares.

Fue el punto final –años más tarde se demostró que era un punto y seguido– al sueño de aquel recogepelotas que festejaba sobre el mismo césped del Estadi el 3-0 contra el Göteborg en las semifinales de la Copa de Europa 85-86, abrazando a Víctor Muñoz. Johan Cruyff le hizo debutar oficialmente en un partido contra el Cádiz, en diciembre de 1990, cuando se estaba gestando lo que sería el Dream Team barcelonista.

Y desde entonces, el de Santpedor fue uno de los motores del juego de un Barça que marcó una época, coronado por aquellas cuatro Ligas seguidas y la Copa de Europa conquistada en Wembley ante la Sampdoria.

El 24 de junio, Pep vistió de forma oficial la camiseta del FC Barcelona por última vez, en un partido de las semifinales de la Copa del Rey contra el Celta.

Fue ovacionado y levantado en hombros por sus propios compañeros antes de enfilar el camino hacia el vestuario local por última vez en su etapa como futbolista en activo.

Se iba del club con propuestas pero sin contrato firmado. Pensaba jugar en la Premier League o en la Bundesliga, por lo que rechazó una primera oferta del Panathinaikos griego. Al final, Italia fue su primer destino. El barcelonismo decía adiós a un mito. Mejor dicho, era un ‘hasta luego’...

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¿QUÉ FUE DE ÉL COMO JUGADOR?

Guardiola conquistó seis Ligas, dos Copas del Rey, una Copa de Europa, cuatro Supercopas de España, dos Supercopas de Europa y una Recopa con el Barça. Luego recaló en el Brescia, donde jugó en dos etapas.

En la primera de ellas dio positivo por nandrolona en dos controles antidoping, pero tiempo después se demostró que su cuerpo producía una cantidad mayor de la normal de esa sustancia.

También estuvo en la Roma y en el año 2003 recaló en el Al-Ahli de Catar, donde estuvo dos campañas. Finalmente, a finales de 2005 se enroló en el Dorados de Sinaloa mexicano, donde coincidió con Juan Manuel Lillo. Allí acabó su carrera como jugador. 

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El renovador del COI dice adiós

Un día antes de cumplir los 81 años, en la misma ciudad en la que se estrenó como presidente del COI en 1980 –Moscú–, Juan Antonio Samaranch ponía punto final a más de dos décadas al frente del olimpismo.

21 años intensos, en los que el movimiento olímpico dio un salto cualitativo, recogiendo la herencia de Lord Killanin y pasando el relevo al belga Jacques Rogge.

Desde su llegada al cargo, Samaranch apostó por unos Juegos Olímpicos con los mejores deportistas del mundo en acción, para generar el máximo de expectación y atención en los medios.

Su labor supuso que las ciudades sede mejoraran considerablemente no solo sus estructuras deportistas, sino también las urbanísticas, sociales y económicos.

Barcelona 92 fue, sin duda, su mejor recuerdo, un antes y un después en este tipo de eventos. Superó varias crisis tras diferentes acusaciones de corrupción a algunos miembros del COI. Nos dejó en Barcelona, el 21 de abril de 2010. Un hombre que marcó una época en el olimpismo.