Griezmann, en la mesa de los pequeños

Griezmann se borró de la mesa de Cristiano y Messi con un partido para olvidar

 Antoine Griezmann firmó un partido nefasto en lo que se convirtió en el último partido del Atlético esta temporada en la Champions / MEDIAPRO

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Antoine Griezmann deberá elegir a partir de hoy mismo qué hacer mientras se juegan los cuartos de final de la Champions. Opciones, como se vio en el documental con el que anunció su voluntad de seguir en el Atlético, no le faltan: desde hacerse un tatuaje a cortarse el pelo o visionar algún partido de la NBA. La casa es grande y tiempo tendrá de sobras. Además, se quitó un gran peso de encima y ya no le da vueltas a su futuro, algo que mantuvo en vilo a dos clubs tan grandes como Barça y Atlético (y sus respectivas aficiones) hace ya muchos meses.

Si el francés se quedó para ganar más dinero, nada ha ido mal. Si lo hizo para ganar títulos, la cosa se complica. Lo mejor es analizar sus palabras para entender si es la opción A o la B la que manda en su cabeza. “Ya como en la mesa de Messi y Cristiano”, dijo a mediados de septiembre de 2017 en una entrevista en AS, confirmando que su deseo de estar al lado de los más grandes ya era una realidad. Para él, claro. Pero puede que, efectivamente, así sea, aunque solo a nivel económico. Y es que, a nivel deportivo, el pequeño Antoine deberá seguir esperando en la mesa de los pequeños la comida tal y como se demostró en Turín, donde Cristiano Ronaldo le dio una lección sonora de cómo se juega un partido determinante, de esos que luego te permiten sacar pecho y lo que haga falta sin hacer el ridículo. Conclusión: si Griezmann se refería al dinero, su ficha anual le permite comer los mismos manjares que Leo y Cristiano, pero si la mesa se traslada al césped, el colchonero se ha quedado sin silla.

UN SER HUMANO

“Me siento muy culpable porque no he entrado en juego, a diferencia del partido de ida, donde yo ponía la pausa y marcaba el juego”, dijo nada más acabar el encuentro de Turín. Los más grandes demuestran que lo son a diario, no cuando les apetece o les dejan. Es fácil dejarse deslumbrar por el éxito tras haber ganado la Europa League, el Mundial y, antes de arrancar esta temporada, la Supercopa de Europa al Real Madrid. Es humano y, en ello, está la clave. Aquellos con quienes quiere sentarse a comer son extraterrestres para los que los títulos son solo una muesca más en el revólver. Nunca miran atrás.

NÚMEROS MÁS QUE CORRECTOS

No son malos números los que presenta esta temporada el delantero galo. De hecho, son muy similares a los de la pasada campaña. A día de hoy suma dieciocho goles (12 Liga, 4 Champions y 2 Copa), tres menos que a mediados del mes de marzo de 2018 (16 Liga, 3 Champions y 2 Copa). No es un tema estadístico, sino de sensaciones. De su capacidad para ser decisivo siempre, de forma continuada, no cuando debe ganarse el derecho a una renovación multimillonaria con la amenaza de que, de lo contrario, se irá a un club que le pagará más. Cristiano Ronaldo le apeó de la Champions de forma cruel y al Atlético, tras caer eliminado también de la Copa del Rey, solo le queda luchar por LaLiga. Están a siete puntos del Barça, que lidera la tabla, y solo quedan once jornadas. Los colchoneros tienen opciones, pero ni siquiera ganando el título Antoine Griezmann tendrá otro derecho que quitar la mesa en la que han comido Messi y, de vez en cuando, pide permiso para hacerlo Cristiano Ronaldo.