Alphonso Davies: El 'Diamante de Sangre' pasa como un ciclón por Berlín

Cuando se produce una irrupción tan increíble hay que acudir directamente a la raíz de todo. En este caso, el Bayern debería hacerle un monumento al ‘scouter’ que realizó un informe favorable y recomendó el fichaje de un chico que aterrizó en Munich con 18 añitos después de deslumbrar en la MLS estadounidense. No estamos acostumbrados a que el campeonato norteamericano exporte jóvenes talentos, pero en el caso de Alphonso Davies a nadie le pasó por alto que un chico de 15 años debutara con los Vancouver Whitecaps y fuera capaz de jugar de tú a tú con futbolistas que le doblaban la edad. Poco a poco reconvirtió su posición hasta convertirse en lo que hoy es, un lateral zurdo con un recorrido impresionante y un margen de crecimiento brutal.

EL MEJOR EN BERLÍN

Davies, que ha tenido actuaciones destacadas ya este curso (un duelo para el recuerdo frente al Chelsea hace un par de meses en Champions), fue el mejor en la victoria de su equipo ante el Union Berlín en Der Forsterei. Le hizo un descosido tras otro al carrilero diestro Trimmel, que se las vio y deseó para intentar frenar de cualquier forma al canadiense. Sus internadas fueron lo más peligroso del conjunto muniqués en los primeros 45 minutos, inclusive un pase atrás que llevaba veneno y que Lewandowski no acertó a rematar por milímetros. En la segunda mitad siguió martilleando el costado derecho de la defensa berlinesa y siendo un quebradero de cabeza incansable.

Su historia (sus padres son liberianos y él nació en un campo de refugiados de Ghana en el que “para sobrevivir tenías que empuñar un arma”, como cuenta su padre) es un añadido a la mística de un jugador que ha sido un descubrimiento brutal en Munich. Probablemente los 10 millones de euros mejor invertidos de la historia reciente del club. Se ha asentado en esa posición y ha sentado a un Lucas Hernández que tendrá serios problemas para recuperar su sitio. No sabemos quién convenció a quién para realizar la inversión, pero no podemos más que quitarnos el sombrero.