Un verano marcado por la crisis

La operación salida en el Barça

La operación salida en el Barça / ZML

Albert Masnou

Albert Masnou

Con la Liga o la Champions aplazada ‘sine die’, los grandes clubs de Europa trabajan para acabar el curso con el menor déficit posible y con la idea de reforzar sus plantillas pero con el hándicap de carecer de liquidez en caja. No será un verano normal en lo que se refiere al mercado porque la crisis afectará a todos los precios. Hay quien opina que el coste de los jugadores descenderá un 20%, que los salarios irán en la misma línea… En todo caso, fichar hoy a Lautaro, por ejemplo, no puede ser igual de caro que hacerlo tras una temporada normal, siendo campeón de algún título importante o goleador de Italia.

En este escenario, el Barcelona no es una excepción y las grandes operaciones se intuyen que llegarán, primordialmente, a través de trueques. Son transacciones tradicionalmente complejas porque se tienen que aunar muchas voluntades e intereses, pero es la idea con la que trabaja el Barça. No hay muchas opciones más a no ser que algún club haga un gran desembolso que inyecte el mercado de dinero.

El club tiene la idea de reforzar la delantera con dos jugadores, el medio del campo con uno, un central y un lateral izquierdo. Así pues, para que lleguen hasta un máximo de cinco fichajes, el club busca prescindir de buena parte de la actual plantilla. Hay hasta ocho jugadores con el cartel de transferibles o por los que se escucharán ofertas. No quiere decir que se vayan todos, no quiere decir que Quique Setién no cuente con ellos. Solo quiere decir que estos jugadores podrían ser transferidos si al club le sirve para mejorar la plantilla. Si son la puerta para que lleguen otros refuerzos para el próximo curso.

Hay también un trasfondo económico según el cual alguna de estas salidas son aconsejables para reducir la masa salarial y otras para dejar espacio a jugadores que vienen de la cantera o que en este último curso han sido cedidos (caso Oriol Busquets, Wagué, Todibo, Rafinha, Aleñá o Emerson) y sea interesante repescarlos.

Hay dos jugadores que están en la rampa de salida desde hace meses y este es el último verano para traspasarlos pues acaban contrato en 2021. Es el caso de Rakitic, que quiere ir a Sevilla, y Arturo Vidal, a quien el club desearía que entrara en la operación Lautaro. Son jugadores a vender si el Barça quiere sacar tajada y evitar que salgan libres el próximo verano.

Está el caso de otros jugadores que ya en el momento de ser fichados se contempló que pudieran ser transferidos en un espacio corto de tiempo. Neto llegó a Barcelona tras una operación de Cillessen con el Valencia y Braithwaite con la idea de que pudiera ser revendido este verano. Son dos casos que están en la lista de salida pero que no pasaría nada si siguieran en el club. A los dos se les valora y depende de las ofertas y de qué refuerzos lleguen, seguirán o se irán.

Está el caso de Umtiti, que esta temporada ha jugado con más regularidad que la anterior, cuyo sueldo empieza a ser elevado tras la renovación firmada con una mejora ascendente. Al mismo tiempo, deportivamente no está ofreciendo garantías suficientes para recuperar su condición de titularísimo en el equipo. La perdió tras la lesión y desde entonces no ha sido el mismo. La Premier podría ser un destino para él. También es el caso de Coutinho, cedido en el Bayern y que ahora se le buscará otra cesión pagada. Y en Inglaterra tiene cartel suficiente.

Está también el caso de Junior cuyo estreno en el Barça no ha sido positivo. No fue una alternativa a Alba, cuando tuvo que suplirlo le cayó encima el peso de la responsabilidad y tiene la puerta abierta para una futura salida.

Por último, está Griezmann, el caso más complejo por tratarse del fichaje de lujo del pasado verano. El club se ha dado cuenta que su fichaje no era prioritario, tal y como se le decía desde el vestuario. Su rendimiento no ha sido malo, ha marcado goles decisivos en un sistema de juego en el que no era importante. Su primer año no fue fácil. Su futuro dependerá en gran medida de la voluntad de salir y de la posibilidad de que el Barça pueda incorporar a Neymar y/o Lautaro. Es un juego de cartas de difícil solución al que el club azulgrana no renuncia.

En total, según el valor de mercado de estos jugadores en transfermakt, el Barça tiene encima de la mesa 344 millones de euros con los que jugar para intentar traer a cinco jugadores que refuercen la plantilla. Un reto mayúsculo.