Tensión en el vestuario del Barça

Las palabras de Araujo subrayan el malestar que provocaron las declaraciones de Gündogan

El Barça inicia contactos para renovar a Marc Casadó

Araujo: "Tengo códigos y valores que hay que respetar"

SPORT

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Hace años que Ilkay Gündogan se expresa más como un entrenador que como un jugador tras las grandes derrotas. Ya en el City, incluso en la abundancia de los éxitos, recriminó la actitud del equipo en más de una ocasión. "No estoy de acuerdo con él, pero me gusta cuando los jugadores expresan lo que piensan y lo que creen", resolvió Guardiola. También con Alemania se ha expresado sin filtro en más de una ocasión: "no somos lo bastante buenos, es simple", sentenció tras caer ante Japón.

Con el Barça no está siendo diferente. Sus declaraciones tras la derrota ante el Madrid sacudieron al vestuario por su sinceridad y rotundidad. "Quiero ser honesto pero sin pasarme, porque no quiero decir algo equivocado. Vengo del vestuario y obviamente la gente esta decepcionada después de un partido tan grande, tan importante y de un resultado tan innecesario. Pero me gustaría ver más enfado, más decepción... esto es parte del problema".

El subtexto de sus declaraciones era clarísimo: no estaba encontrando el mismo nivel de exigencia en el vestuario del Barça que en el City. Unas semanas después, el alemán quiso aclarar el significado de sus palabras: "no puedo influir en cómo la gente se lo toma; dije mi opinión honesta, sin atacar a nadie ni a nada. Siempre que critico al equipo me incluyo, empiezo por mí mismo", quiso subrayar.

Segundo episodio

Unas palabras atravesadas por una decepción que volvió a salir a la superficie tras quedar eliminados de la Champions. En esta ocasión, y aunque la mayor parte de su discurso fue en clave colectiva, también apuntó a una acción muy concreta: la falta de Araujo que dejó al equipo con diez. "Esto es la Liga de Campeones. Es imposible remontar si uno de tus jugadores es expulsado. Estamos muy decepcionados. Sentíamos que teníamos el control del partido antes de la tarjeta roja. Si es falta, es tarjeta roja. Prefiero conceder el gol o dejar al delantero con un uno contra uno. Se tiró el balón largo y no sé si llegaba a la pelota. Podía dejar la oportunidad a nuestro portero y que nos salvara o incluso conceder un gol. Ponerte con un hombre menos por la roja tan temprano en el partido te mata", dijo.

Las reacciones no tardaron en llegar: primero fue Koundé, el que subrayó la importancia de no individualizar las victorias y las derrotas. "Una decepción inmensa no clasificarse para las semis cuando teníamos todo para hacerlo. Por cierto ganamos como equipo y perdemos también como equipo, siempre. Toca recuperar y prepararse para El Clásico de este domingo. Gracias por el apoyo culer". Más tarde llegó el turno del capitán Sergi Roberto: "Ahora más unidos que nunca, aquí ganamos y perdemos todos juntos".

Pero ha sido la respuesta, este jueves, de Araujo la que ha subrayado la tensión del vestuario. “Prefiero guardarme para mí lo que pienso. Tengo códigos y valores que creo que hay que respetar”. Un malestar evidente que habrá que ver cómo se gestiona de puertas para adentro y si Gündogan como ya hizo tras sus palabras en el clásico, trata de matizar lo que dijo.

Xavi de momento tuvo hoy un gesto con la plantilla. El técnico había acordado con los jugadores que tendrían fiesta el jueves si pasaban a las semifinales, pero tras verlos el miércoles tan afectados, decidió mantener el día de fiesta igualmente para que puedan despejar la cabeza y volver el viernes con las pilas cargadas de cara al clásico.