Quique Cárcel: "En el Girona vivimos cada momento como si fuera el último"

Quique Cárcel, en Montilivi

Quique Cárcel, en Montilivi / D. Ramírez

Javier Giraldo

Javier Giraldo

En cinco días, la Copa contra el Madrid y la Liga contra el Barça. ¿Cuál será la prioridad?

La prioridad es cien por cien la Liga. No podemos obviar que esta plantilla está hecha para salvar la categoría. Eso no quiere decir que no vayamos a competir la Copa, queremos gestionarlo bien y no renunciar a vivir un momento histórico.

En la ida, el Girona ya fue capaz de empatar en el Camp Nou. 

Sí, pero sabemos que estamos muy lejos del Barça. Las diferencias son enormes, aunque en el fútbol todo el mundo tiene sus argumentos. Yo suelo hablar mucho del entrenamiento invisible, para mí es una de las claves de cómo está cambiando el fútbol.

¿El entrenamiento invisible?

Todo lo que hay detrás de los entrenamientos: el descanso, la alimentación, los datos, la tecnología, las estadísticas, etc. Antes había muchas diferencias y ahora todo el mundo se ha puesto las pilas. 

¿Cuál es el objetivo del Girona esta temporada?

Para la salud de este proyecto es básico mantenerse durante unos años en Primera. Han pasado muchas cosas que nos ayudan a crecer, pero somos conscientes de la diferencia de presupuestos con otros clubes. 

¿Formar parte del mismo grupo empresarial que el Manchester City es una ventaja o un condicionante? 

Es una relación que se fue fraguando poco a poco y que nos ha permitido crecer y mejorar mucho en el día a día. Hemos podido traer futbolistas que en otras circunstancias hubiera sido imposible, sobre todo jóvenes. Vienen a formarse y necesitan su tiempo de adaptación. 

¿Es posible aspirar a jugadores ya consagrados que no tengan hueco en el City?

Es complicado. Hay que aplicar el sentido común: los presupuestos que ellos mueven son inviables para nosotros. Si un jugador sale del City va a tener ofertas de clubes muy potentes. 

¿El fichaje de Stuani es su gran éxito?

Uno de los objetivos que me marqué  era buscar perfiles de futbolistas que no estén pasando un buen momento. Para nosotros es imposible ir a buscar a jugadores que estén triunfando. A Stuani no lo descubrí yo, ni mucho menos, pero el gran éxito del Girona con Stuani es pensar en él como ‘nueve’ puro. Antes siempre tenía un crack delante y tenia que jugar como segundo delantero o caído a banda. Ahora está feliz y cómodo. Solo tengo palabras de admiración y de halago para él, tanto a nivel futbolístico como personal.

¿Qué pensó cuando el Barça lo quiso para reforzar su delantera?

Cuando salió la noticia, me impactó. Está metiendo goles y el Barça buscaba un perfil así. Llega un momento en el que piensas que puede pasar, pero no recibí ninguna llamada del Barça. 

¿Renovará el uruguayo?

Es obvio que merece un reconocimiento: es una persona sensata y sabe que el club crece poco a poco. Esperamos que todo acabe bien: nos necesitamos mutuamente.

Gorka Iraizoz acaba contrato en junio. ¿Seguirá?

Fue mi primer fichaje para Primera. Nos aporta mucho por su experiencia y por el respeto que le tienen sus compañeros. Ha hecho un trabajo espectacular. No sé lo que va a pasar de aquí a tres o cuatro meses, pero estoy muy contento con su temporada. Aún no tengo la decisión tomada. 

En 2018 vivió un verano intenso: tuvo que buscar entrenador para sustituir a Machín.

Fue una época estresante. Llevábamos ya un tiempo con Machín, haciendo equipos muy a su medida. Mi gran preocupación era que no se rompiera el proyecto. Eusebio lo ha mantenido a la perfección y además, apostando por gente joven.

Y en esa misma época recibió una oferta del Barça para entrar en la secretaria técnica.

Desde que llegué al Girona he podido trabajar como he querido. Aquí estoy super feliz. Lo que más valoro es que me dejen trabajar y confíen en mí. Me siento muy respetado. El futuro dirá. Mi intención es seguir aquí porque aún hay margen de crecimiento, de ahí mi renovación. Cada día estoy más estresado, pero me siento fuerte y respetado.

¿Qué es más complicado, trabajar en el Girona o en el Barça? ¿Menos dinero, pero menos presión, o más recursos pero más exigencia?

No lo sé porque lo otro no lo he probado.  Pero la intuición me dice que estar en un club de esas dimensiones debe de suponer una responsabilidad y un estrés enormes, por los medios de comunicación, la afición, la masa social y mil factores más. Cuando llegas a un club como el Barça, el gran problema que te encuentras es su historia:  estás comparándote constantemente con lo que se logró recientemente, hablamos de un club que en estos últimos quince o veinte años ha ganado muchísimas cosas. El listón está muy alto, la presión de cualquier director deportivo que pueda ir ahí es muy grande. En cambio, aquí lo vivo más desde el crecimiento. Es un premio y una ilusión convivir con la elite: vivimos cada momento como si fuera el último. El Girona me da más tranquilidad que un club de esa magnitud.