Alta tensión entre los banquillos

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Los que pensaban que el choque entre el Barcelona y el Atlético sería esta vez plácido estaban muy equivocados. Los duelos ante los colchoneros siempre están marcados por la tensión, y si a ello sumamos un resultado incierto y una actuación arbitral, la de Gil Manzano, desquiciante, anoche volvieron a saltar chispas y esta vez no fue solo en el césped... también en los dos banquillos.

Todo se originó en la última acción del choque. Con 1-1 y diez jugadores por bando tras las expulsiones de Sergio Roberto y Carrasco, el árbitro dio cinco minutos de añadido. En el primero de ellos, llegó la dudosísima roja a Luis Suárez, que dibujaba un final todavía más incierto. El Atlético tuvo un córner a favor y hasta Moyá subió a rematarlo, el Barça recuperó el balón y cuando Messi se fue a la portería contraria en el contragolpe, Filipe Luis le barrió con la pierna izquierda. Una dura entrada que recordó a la de febrero de 1996, aunque esta vez el brasileño no se fue a la calle.

Busquets lanzó el balón al aire y se ganó una amarilla, Fue entonces cuando las cámaras enfocaron los banquillos y captaron la instantánea del segundo técnico blaugrana, Juan Carlos Unzué, extendiendo los brazos como queriendo separar con este gesto a Luis Enrique y Simeone, ambos muy nerviosos, y con el ‘Mono’ Burgos detrás del ‘Cholo’ con gesto muy serio. 

Se palpó la tensión entre los banquillos, pero con el pitido final, en el minuto 96, y el pase del Barça a la final, afortunadamente las aguas volvieron a su cauce. Filipe Luis y Messi se dieron la mano y los protagonistas se retiraron del terreno de juego sin incidentes. Otro Barça-Atlético ‘caliente’.