Maickel Melamed: "Iniesta maravilla sin maravillarse"

Maickel Melamed visitó la redacción de SPORT

Maickel Melamed visitó la redacción de SPORT / IGNASI PAREDES

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Maickel Melamed es venezolano, tiene 42 años y se define como psicoterapeuta y economista. En las redes cuenta con más de un millón de seguidores de todo el mundo. Al nacer le diagnosticaron un “retraso motor” que le impedía moverse y le dieron siete días de vida. Ahora se aplica en maratones de todo el mundo, conferencias motivacionales y clases de filosofía.

Cuando nació a sus padres les dijeron que solo le quedaba una semana de vida; ¿cómo lo encararon ellos y cuándo fue consciente de ello?  

La verdad es que me parece una extraordinaria pregunta que nunca me había planteado; el cómo me enteré. Es una cuestión que me hace pensar y repensar algo muy importante en mi vida, que ha sido la capacidad continua de contar mi historia independientemente de la expectativa de los resultados. Creo que me lo dijeron desde que tengo uso de razón y también tuve la curiosidad de preguntar. Pero ellos siempre lo afrontaron con mucho orgullo. Nunca me hicieron creer ni sentir que yo era una mala noticia. O alguien diferente. Todo lo contrario, ellos me hicieron creer que era una buena noticia y a partir de ahí fui construyendo lo que soy.

De hecho, usted siempre dice que no cree en la palabra discapacidad, a pesar de tratarse de algo objetivo desde el punto de vista físico...

Claro, obviamente el término discapacidad es un término que se enfoca en la carencia y no en la abundancia. Entonces, creo que es un término que invita a no querer ser. Es un concepto peyorativo. Disminuye a la persona. Y definitivamente tú dirás: ‘bueno, tú estás disminuido en tu capacidad de moverte’. Y yo diría: ‘claro, igual que otros están disminuidos en otras capacidades’. Pero yo prefiero enfocarme más en su fortaleza que en su disminución. 

Convertirlo de algún modo en una oportunidad....

Es que me parece que el término no hace gala de la valoración humana de la diversidad. La diversidad realmente nutre la vida. Un equipo de fútbol no puede vivir con once jugadores de la misma posición. Tú no puedes jugar con once delanteros. No puedes tener once defensas. Tú no puedes tener once porteros, ¡ni siquiera puedes tener once Messis! Y ni siquiera puedes tener a un Messi haciendo siempre lo mismo. Porque te lo van a descubrir. Y ahí se acaba la sorpresa.

La gente que hace ‘coaching’ como usted se centra mucho en cómo el miedo perjudica a nuestras vidas... ¿no cree que es más saludable aceptarlo como algo humano que combatirlo? 

A ver, estoy totalmente de acuerdo contigo. El miedo, al igual que el tiempo, lo transformamos en un enemigo cuando verdaderamente el tiempo es un aliado. Te pongo un ejemplo: un jugador de fútbol cada vez que deja de jugar y lo colocan en el banquillo cree que el tiempo está en su contra. Y todo lo contrario. Imagínate las posibilidades de observación, contemplación, reflexión o incluso de contribución que uno puede hacer desde la banca. Pero claro, cuando todo el tiempo estoy pensando en lo que no estoy jugando y no en lo que sí puedo hacer, pues se siente mal.

Pero yo le preguntaba por el miedo...

El miedo lo veo igual. Como un compañero necesario. Como un compañero para todo aquel que quiera innovar en la vida. Y es necesario y es útil y es importante. Ahora hay miedos innecesarios. 

Ponga un ejemplo...

Los miedos innecesarios son aquellos que tienen que ver con aquello que no está pasando. Es decir, si yo le voy a tener miedo a algo que no está pasando, entonces ese sí es un miedo innecesario y poco sano. Por ejemplo, vamos a usar el argot futbolístico. Tengo un partido con tal equipo y le tengo miedo. Pues si entras con miedo a la cancha eso no te va a fortalecer. Ahora, si el miedo te permite prepararte mejor, eso es otra cosa. Depende mucho del uso que le des. Esa es la clave.

¿A qué le tiene miedo Maickel Melamed?

¿A qué le tengo miedo? A no vivir cada día. Yo tengo un amigo que murió en la montaña escalando. Murió en una montaña de Pakistán a 8.000 metros. Cuando él murió, ya había hecho cumbres. De hecho, la tormenta le pilló bajando y estuvo una semana en su comando de escape. Cuando descubrimos que estaba muerto, yo le dije al que estaba a mi lado: ‘mira, me acaban de regalar lo más bello que me puedan dar. Yo ya no le tengo miedo a morir, ahora le tengo miedo a no vivir cada día’.

Volviendo al fútbol, quería preguntarle por algún jugador que admire en particular...

Hay muchos. Por ejemplo, Andrés Iniesta me parece un jugador poético. Puyol en su época también me parecía una cosa impresionante. Son jugadores que te digo para no caer en el cliché de Messi, que ya es como muy obvio. Pero Iniesta es un jugador que me gusta por su humildad, su generosidad y su magia. Una magia humilde. Una magia que maravilla, pero él no se maravilla. Es una capacidad de maravillar sin maravillarse, que es una de las capacidades más fantásticas que puede tener un ser humano. No es nada ostentoso.

Uno de sus grandes logros es haber estado en algunos de los grandes maratones del mundo; ¿qué es lo que más le llena de correr?

Primero corro, porque descubrí que puedo. Reivindicar que correr es ir a tu máxima velocidad posible. Pero para otros yo no corro. Para otros yo camino. Quizás incluso me ven que camino a cámara lenta. Pero, para mí, estoy corriendo, porque estoy dando lo mejor de mí. Cuando yo corro, siento que estoy entrenándome por completo. Es una sensación de plenitud: entregarse por completo. De todas maneras también lo hago porque descubrí que, cuando yo corría, los otros me veían como un ejemplo de sus propias posibilidades. Ya no solo para correr, sino para ejercer su verdadera potencialidad. Entonces eso me hace sentir útil, y además me sirve para legitimar mi discurso. Yo tengo que predicar con el ejemplo.