Llopis, el portero centenario del Barça

El homenaje durante el Aplec de la FPB de València i Marina Alta en Gandía. Rexach le dirige unas palabras y le rodean Zuviría, Asensi, Sánchez, Frederic Porta y los dirigentes peñísticos Salva Torres y Miquel Gomis

El homenaje durante el Aplec de la FPB de València i Marina Alta en Gandía. Rexach le dirige unas palabras y le rodean Zuviría, Asensi, Sánchez, Frederic Porta y los dirigentes peñísticos Salva Torres y Miquel Gomis / sport

David Salinas

David Salinas

De no haber sido por una conversación entre amigos, el protagonista de esta historia hubiera seguido, posiblemente, en el anonimato. Pero por un cúmulo de casualidades su historia ha salido a la luz pública y ha podido tener el reconocimiento que se merece.

El pasado 2 de noviembre, Salva Torres, presidente de la Federació de Penyes Barcelonistes de València i Marina Alta, se encontraba en Xeraco ultimando los detalles del Aplec que debía tener lugar dos semanas más tarde en Gandía. Estaba en el restaurante de su hermano Mario y se le ocurrió llamar a nuestro excompañero Toni Closa –que iba a ser homenajeado en la cita peñística– para comentarle unos detalles de carácter histórico.

Un cliente del establecimiento, Pep Alcañiz, al oír que hablaban sobre el Barça le comentó que su tío había sido portero del club catalán en la década de los cuarenta… y que actualmente tenía 102 años. Incrédulo, Salva le pasó el teléfono a su paisano y, desde Barcelona, Closa comprobó que, efectivamente, Juan Bautista Llopis Llopis aparecía en el Gran Diccionari de Jugadores del Barça y había disputado 6 partidos entre 1942 y 1943, todos ellos, eso sí, de carácter amistoso. 

Pep les comentó a ambos que su tío, que nació y vive en Carcaixent, gozaba de una excelente salud, tenía una memoria increíble… y que acababa de renovar su carnet de conducir. Increíble, pero cierto. Salva Torres pensó que no podía dejar pasar la oportunidad de otorgarle a Llopis el protagonismo que merece dentro de la historia del club y se propuso rendirle un homenaje durante el Aplec. Fue a su casa, vio que todo lo que había dicho su sobrino era cierto y le propuso acudir a La Casa de la Marquesa de Gandía el día 17. La Confederació Mundial de Penyes, de la que es vicepresidente Torres, y el propio club se implicaron en el reconocimiento al decano de los jugadores barcelonistas (en partidos no oficiales).

Y lo cierto es que el acto estuvo a punto de suspenderse. Por la mañana llamó el hijo de Llopis diciendo que su padre tenía un principio de bronquitis y el médico le había recomendado que se quedara en casa. Pero el bueno de Juan le dijo que de ninguna manera iba a perdérselo. Y marchó hacia Gandía. Eso sí, no se puso al volante…

Emotivo homenaje

El homenaje, de lo más emotivo, tuvo lugar justo después de un fantástico coloquio sobre el Barça-Anderlecht de 1978 que protagonizaron AsensiRexachTente Sánchez y el 'Torito' Zuviría y moderó el periodista Frederic Porta. Los exjugadores y todos los asistentes alucinaron con la sorpresa –la organización lo había mantenido en secreto– y, después, con la simpatía y el desparpajo del centenario guardavallas, que tomó el micrófono y explicó algunos detalles de su historia barcelonista y de su vida.

Recibió diversos presentes… y el inmenso cariño de todos. Lo acompañaron su hijo Juanjo –que se emocionó más que él– y su sobrino Pep, el ‘culpable’ de todo. Entre otras cosas, Llopis desveló que no había tenido el más mínimo contacto con el Barça desde que lo dejara, en 1943, y que jamás había estado en el Camp Nou. “Una vez pasé por Barcelona con mi camión y me desvié para ver el estadio de cerca. Al menos lo he visto desde fuera…” comentó.

Llopis nació el 20 de mayo de 1916 en el seno de una familia acomodada de Carcaixent dedicada al negocio naranjero. Empezó a jugar en el equipo de la Escola Pia de Alzira, donde estudiaba, actuó un tiempo en el juvenil del Valencia y, después en el equipo de su localidad, la UD Carcaixent, en Primera Regional. Compaginaba el fútbol con el trabajo familiar. Se sacó el carnet de conducir muy joven y, con apenas veinte años ya transportaba naranjas a toda España y buena parte de Francia. Hizo el servicio militar antes de la guerra. Concluido el conflicto civil le tocó hacer tres años más de mili. En mayo de 1940 llenó el petate y marchó a su destino: Barcelona. Tenía ya 24 años.

En el cuartel alguien vio sus excelentes dotes de portero y le propusieron ingresar en el Barça Amateur, junto a otros dos jugadores valencianos, Torres y Llácer, que llegó a jugar 64 partidos en el primer equipo. Y allí estuvo hasta que concluyó la temporada 1942-43. Habitual titular en el equipo aficionado, tuvo la oportunidad de disputar seis lances amistosos con el profesional. “Delante de mí había tres porterazos, Miró, Argila y Nogués y sabía que era imposible desbancarlos. Jugar esos partidos ya era fantástico aunque en alguno encajé demasiados goles. Pero no fue por culpa mía, eh…” recuerda Llopis.

Debutó el 1 de enero de 1942 en Les Corts contra el Europa, con holgado triunfo, 7-2. Jugaron: Llopis; Ceballos, Martínez Alama; Zabala (Català), Llàcer, Balmanya; Orriols (Riba), Seguer, Nieto, Herrera y Llobera. Por cierto que el segundo gol que encajó se lo marcó el otro superviviente de aquel partido, Joan Morral, cuya historia les contaremos pronto. Había, hasta hace bien poco, un tercero, Vicenç Martínez Alama, que murió el pasado 2 de octubre, a los 93 años.

Jugó cinco partidos más hasta el 24 de enero de 1943: Blanes-Barça 3-1, Barça-Terrassa 3-0, Tortosa-Barça 4-7, Martinenc-Barça 6-2 y Barça-Reus 6-1.

Anécdotas

Cuenta Llopis una anécdota que vivió en Capitanía General. “Me encontré con el coronel Martorell, hermano del entonces portero del Espanyol y me pegó bronca por no haber fichado por el club blanquiazul”. Del Barça recuerda, sobre todo, “a Josep Seguer, una persona extraordinaria con la que hice mucha amistad y a Ramon Llorens que entonces era técnico del club”.

Acabada la larga etapa militar, ya con 27 años, regresó a Carcaixent, jugó unos años más en el equipo de su localidad y se convirtió, luego, en su eterno entrenador, dirigiéndolo algunos años en Tercera. “Me saqué el carnet –dice– para que mi club se ahorrara pagar a un entrenador. Yo ya me ganaba la vida con mi trabajo”. 

Y es que siguió con su empresa y su camión hasta que decidió retirarse ya octogenario. El año pasado le hicieron un homenaje por ser el único superviviente del día que Carcaixent obtuvo el título de ciudad (diciembre de 1916). Aunque tiene el carnet de conducir vigente hasta el 2020 –la Guardia Civil alucinó al verlo– ahora prefiere pasear tranquilamente por sus calles, caminar hasta la ermita de Sant Roc y tomar allí el sol leyendo el periódico que compra cada día puntalmente.

Un auténtico personaje al que le queda todavía un sueño por cumplir: ver un partido en el Camp Nou. “Sería fantástico”, comentó durante el Aplec…