Historia SPORT

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Jonasson: "Prefiero un Henrik Larsson que once 'Ibrahimovics"

El autor de 'El abuelo que saltó por la ventana y se largó' comparte sus reflexiones sobre el fútbol sueco

"Vi el Göteborg - Barça de 1986, 3-0, en la redacción de SPORT: ¡yo era el único que celebraba los goles!"

Jonas Jonasson acaba de publicar 'Una dulce venganza' (Salamandra)

Jonas Jonasson acaba de publicar 'Una dulce venganza' (Salamandra) / Dani Pozo

Javier Giraldo

Javier Giraldo

En 2009, un libro llegado desde Suecia se convirtió en un terremoto editorial. No era una novela de misterio como las de la saga ‘Millenium’, sino una historia de aventuras trufada de humor. Se titulaba ‘El abuelo que saltó por la ventana y se largó’. Su autor, Jonas Jonasson, lo había dejado todo para convertirse en escritor. Ahora regresa con otra novela, ‘Una dulce venganza’ (Salamandra).

¿Esta entrevista es para el diario SPORT?

Sí.

Estuve en vuestra redacción hace muchísimos años, cuando el Barça y el Goteborg jugaron la semifinal de la Copa de Europa [fue en 1986]. Allí estaba yo, en la redacción de SPORT, cantando los goles del Göteborg. Había 30 personas, más o menos, y solo una celebraba los goles del Göteborg…

¿A qué se debía la visita?

Estudiaba español en la Universidad de Göteborg: me sabía toda la teoría, podía leer el Quijote y sabía distinguir el subjuntivo, pero me faltaba práctica, no era capaz de hablarlo, así que decidí irme unas semanas a Barcelona. Y escribí un reportaje para un periódico de Göteborg sobre cómo se vivía ese partido desde Barcelona. No sé muy bien cómo ni por qué, acabé en la redacción de SPORT viendo el Göteborg-Barcelona: 3-0.

En la vuelta, remontó el Barça.

Sí, ¡qué cabrones! Fui a cubrir el partido al Camp Nou. Aún no sé cómo me dejaron entrar, con aquella acreditación de prensa…. después del partido pude entrevistar a Törbjorn Nilsson, uno de los mejores jugadores del Göteborg, y me confesó que no se había atrevido a tirar uno de los penaltis de la tanda. Sus palabras tuvieron bastante eco en Suecia.

Fue la última vez que un equipo sueco estuvo cerca de la final de la Copa de Europa.

¡Lo curioso es que yo ni siquiera era del Göteborg! Soy del Östers IF, un equipo que en su día fue campeón de Liga pero que ahora está en Segunda. Recuerdo que después de aquel partido, un periódico español decía que, ya que en Suecia todo funcionaba de maravilla, que al menos en el fútbol los españoles fuesen mejores que los suecos.

¿Qué ha sido de Allan Karlsson, el abuelo que saltó por la ventana?

Siempre lo tengo aquí, junto a mí, en el hombro. Sigue susurrándome al oído. Me han preguntado muchas veces si soy como él. Yo siempre digo que no: él tiene unas ideas chifladas, pero le tengo cierta envidia porque nunca se preocupa por nada y yo me preocupo por todo.

¿Sus lectores lo echarán de menos?

Sus sustitutos no están nada mal. En esta novela hay un curandero masai que se le parece bastante… me gustan los personajes extraños, por eso recomiendo a todo el mundo que abandone el camino ordinario de la vida y se atreva a cumplir sus sueños. 

En 2007, usted vende su empresa y lo deja todo para instalarse en Suiza.

Siempre se me dio bien expresarme con palabras: a los 16 años, una profesora me dijo que tenía que dedicarme a ser escritor, o como mínimo, periodista. Eso me ayudó a mejorar mis notas y me permitió ir a la universidad. Desde entonces siempre me he considerado un escritor. Todo lo demás eran obstáculos que me impedían dedicarme a ello. En 2007 estaba quemado, trabajaba 24 horas al día y siete días a la semana, así que vendí mi empresa de medios de comunicación y me mudé a la frontera entre Italia y Suiza. La gente me preguntaba, ‘y tú a qué te dedicas’, y yo decía, ‘a nada’.

Y se puso a escribir.

Mi objetivo era publicar y vender 3.000 ejemplares. Poco después llegaron los informes: no había vendido 3.000, sino 7.000, en un solo día, y tan solo en Alemania. La cosa se descontroló de un modo inimaginable.

La figura del abuelo le ha convertido en un autor entrañable.

Mi mayor lamento eso es no poder encontrarme con los lectores, como cuando una profesora de Argentina me escribe para contarme que sus alumnos estudian historia a través de la historia del abuelo. O una pareja danesa: él le pidió matrimonio a ella regalándole su libro favorito, el del abuelo, con el anillo dentro. En Corea el Sur, una señora me dijo, ‘por favor, Jonas, ¿podría usted tocarme y decirme algo que me consuele y me cure el cáncer que tengo? Luego me gusta volver a casa y darme cuenta de que soy simplemente un tipo normal y corriente.

En su nueva novela se adentra en el mundo del arte. ¿Por qué el arte?

Porque la libertad artística está amenazada. Y la libertad de expresión, también. Lo que parecían democracias consolidadas, como Brasil, Hungría o Polonia, o los Estados Unidos de Trump, también están amenazadas. Y es algo muy preocupante, que en cierta medida me recuerda a los años 30 del siglo pasado.

"En Corea el Sur, una señora me dijo, ‘por favor, Jonas, ¿podría usted tocarme y decirme algo que me consuele y me cure el cáncer que tengo?"

Su padre veía las noticias y apagaba la tele, cabreado con el mundo. Usted prefiere el humor.

Usar el humor es una manera de sobrevivir. Uno puede hacer como mi padre, enfadarse por todo, o intentar reírse de todo, que es lo que intento yo. Ninguna de las dos posturas ayuda a resolver los problemas, pero es más divertido estar feliz. Soy optimista aunque no tenga razones para serlo. Me niego a ser de otra manera.

"Mi objetivo era vender 3.000 ejemplares. Poco después llegaron los informes: no había vendido 3.000, sino 7.000, en un solo día, y tan solo en Alemania"

Volviendo al fútbol sueco, Ibrahimovic acaba de anunciar que vuelve a la selección.

Si preguntas a la mayoría de la gente en Suecia, están encantados, pero para mí ‘Ibra’ tiene un carácter demasiado fuerte. La única opción que tenemos de ganar a España en la Eurocopa es nuestro estilo colectivo, no con estrellas individuales.  No sé si merece mucho la pena que vuelva a la selección. Si además se le permite que vuelva a mandar en el vestuario, habrá problemas.

"No sé si merece la pena que 'Ibra' vuelva a la selección. Si además se le permite que vuelva a mandar en el vestuario, habrá problemas"

En Barcelona tenemos a otro sueco, Henrik Larsson, como ayudante de Koeman.

Sí, recuerdo que cuando jugaba en el Celtic la gente decía que marcaba goles porque jugaba en una liga menor. En Barcelona y en el United demostró lo gran delantero que era. Creo que elegirlo como asistente técnico es un gran acierto: nunca se quejaba, siempre entraba en las segundas partes y aportaba algo, siempre con pensamiento positivo. Era el típico jugador sueco, nada individualista.

Todo lo contrario que Ibrahimovic, ¿no?

Si logra triunfar ahora con la selección, me comeré mis palabras. Pero si no es así, pensarás, ‘Jonas tenía razón’. Yo prefiero a once Henrik Larsson que a un Ibrahimovic. Con once Larsson ganas a cualquier equipo. En cambio, no sé si con once ‘Ibras’ puedes ganar a alguien, sinceramente.