¡Indignación en el Barça por otro pésimo arbitraje!

En el FC Barcelona llueve sobre mojado con el colectivo arbitral. El buen talente mostrado por Xavi Hernández desplazándose a Madrid para tender puentes con los colegiados en el transcurso de la última reunión de entrenadores en Las Rozas ha recibido como respuesta dos calamitosas actuaciones, que en Vallecas costaron dos puntos y frente al Atlético de Madrid también pusieron en peligro la victoria.

Xavi pide a los árbitros más diálogo

Sánchez Martínez fue el encargado de dirigir el encuentro ante el Atlético de Madrid. El murciano desesperó a los blaugrana. El cúmulo de decisiones contrarias al Barça colmaron la paciencia de los culers.

Dejó sin señalar como penalti un pisotón de Mario Hermoso a Joao Félix, perdonó la expulsión a Azpilicueta y pitó dos faltas inexistentes al borde del área del FC Barcelona que dieron la opción al Atlético de empatar. En una de ellas, Iñaki Peña voló para desviar al larguero un trallazo de Memphis Depay.

Un malestar general en el club

La victoria no apaciguó la indignación en el seno del FC Barcelona. Tanto en el vestuario como en la presidencia. Joan Laporta ya alzó la voz la semana pasada después de que Munuera Montero perjudicara al equipo en Vallecas. El andaluz dio válido el gol del Rayo, pese a un fuera de juego posicional en la acción previa, y dejó de señalar dos penaltis, uno por un placaje a Lewandowski y otro por un plantillazo a Raphinha en el tiempo de descuento.

Laporta calificó en primer lugar el penalti sobre Raphinha "como una catedral" y añadió posteriormente que no se hubiera puesto el acento en este arbitraje "cuando se debía haber hablado del penalti de Raphinha o el que le hicieron a Lewandowski. Si le hubiera pasado esto al Madrid, seguro que se habla toda la semana".

El enfado en la cúpula se repitió en el partido ante el Atlético. Además, en esta ocasión hubo un comportamiento en las puertas del vestuario que nadie entendió.

La sorprendente actitud del líner

En el staff del Barça ya sorprendió que el línier 1, Raúl Cabañero, se quedara en la puerta de la caseta barcelonista en el descanso. Algo inusual en los arbitros, que normalmente se dirigen a su propio vestuario directamente. Cabañero hizo lo mismo al final del encuentro. El asistente se percató que había malestar en el equipo local, pese a la victoria, y en vez de ir hacia su dependencia, se quedó por si podía escuchar algún comentario.

Uno de los miembros del staff de Xavi, su jefe de prensa Edu Polo, le aconsejó de forma educada que era mejor evitar las tensiones que podía provocar su presencia en esta posición antes de que llegaran los jugadores, que estaban celebrando la victoria aún en el césped.

Sin embargo, las buenas intenciones del cuerpo técnico del Barça no fueron compartidas por Cabañero que avisó por el pinganillo a Sánchez Martínez, quien se sumó a la puerta del vestuario y pidió a Polo que se identificara, ya con la presencia de Xavi, quien dijo que era su jefe de prensa. El murciano lo recogió en el acta evitando solucionar la situación a través del diálogo.

Los futbolistas fueron llegando a la caseta asombrados por la actitud de los colegiados. Además de haber sufrido en sus carnes sus despropósitos, aún tuvieron que ver cómo la liaban con los miembros del staff barcelonista. Fue la puntilla a otro día en que el Barça fue víctima de un mal arbitraje.