El Gündogan menos conocido: soledad, racismo y resiliencia

"Dicen que no soy completamente alemán y luego también dicen que no soy completamente turco. Entonces, ¿qué soy?"

El alemán es una persona introvertida a quien sus compañeros ven como un líder y un futuro entrenador

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El nuevo fichaje se ha mostrado encantado e ilusionado de la llegada al equipo y estas han sido sus primeras palabras como futbolista azulgrana / FCB

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Desde pequeño Ilkay Gundogan (Gelsenkirchen, 32 años) tuvo que lidiar con el escepticismo de los demás. Niño alemán de origen turco, su identidad se contruyó entre dos mundos. "Dicen que no soy completamente alemán y luego también dicen que no soy completamente turco. Entonces, ¿qué soy?".

La mirada de los otros marcó una personalidad introvertida, pero también resistente. “Sólo pido que no me silben en el estadio. Si lo hacen lo entenderé, pero juego lo mejor posible", llegó a decir antes de disputar un partido con Alemania.

Hijo de un padre camionero y una madre cocinera, ninguno tuvo la oportunidad de acabar sus estudios y estaban muy encima del pequeño 'Gündo'. “Todavía tengo pesadillas sobre la escuela. No estoy bromeando. Puedo despertar con un sudor frío de pensar en viejos exámenes", reconoció en 'The Players Tribune'. 

Gündogan tuvo que hacerse adulto muy pronto. Con 17 años cambió el Bochum por el Nuremberg y se fue a vivir a 450 kilómetros de su casa. Es un momento clave, donde se aleja de su zona de confort, y tiene que hacerse fuerte sin su entorno.

Está solo y se construye una coraza para prepararse para el fútbol de élite. Son meses donde está lejos de su familia y convive con un sentimiento que es una constante en su carrera: la soledad del futbolista. "Para ser completamente honesto, he sentido una sensación de soledad durante toda mi carrera. Ha sido así desde que me fui de casa cuando tenía 18 años. Creo que es un sentimiento inevitable para los futbolistas".

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"Pensaba que estaba preparado para cualquier cosa; me equivoqué"

En el Nuremberg también vive su primera experiencia con las lesiones, pero su impacto es tan grande que el Borussia no duda en apostar por él. Gündogan llegó a Dortmund convencido de que estaba listo para todo, pero pronto descubrió que el racismo seguía latente.

"Cuando llegué pensé que estaba preparado para cualquier cosa. Me equivoqué. Nunca olvidaré lo que pasó. Estaba buscando un apartamento en la ciudad y escuché a estas personas hablando de mí. '¿Has visto su nombre? Gündoğan. Eso es turco. ¿De verdad crees que puede permitírselo?' Por supuesto, una vez que les dije que era futbolista, su tono cambió por completo. ¡Y estas personas eran inmigrantes".

Durante toda su vida Gündogan se ha visto expuesto al escrutinio de los demás. Primero por la ambivalencia de su orígenes, y después por su condición de futbolista. Sentirse tan expuesto le obligó a tener que hacerse preguntas. "La verdad es que muchas veces me quedo en la cama pensando en cosas. Mi cerebro se resiste a desconectarse, pensaré en el fútbol, la familia y la vida en general. Probablemente pienso demasiado en las cosas. Pero así soy yo, y no lo cambiaría aunque pudiera".

Esta tendencia lo han convertido también en una persona muy analista, alguien a quien sus compañeros ven como a un líder y un futuro entrenador.

Una lesión que puso en riesgo su carrera

Para entender la carrera de Gündogan, y su dureza mental, también hay que tener en cuenta cómo superó varias lesiones graves. El 14 de agosto de 2013 en un amistoso jugado con Alemania frente a Paraguay (3-3) sufrió una lesión en la espalda. Una inflamación de un nervio de la columna vertebral que puso en riesgo su carrera y que fue un enigma durante un tiempo.

Un calvario que duró 422 días cuando aún era jugador del Dortmund. La otra gran lesión llegó en el City, en sus primeros meses en el conjunto inglés. En diciembre de 2016 se rompe el ligamento cruzado de la rodilla derecha. Un nuevo contratiempo que no le impide encontrar su sitio en el equipo y convertirse en una leyenda del club.

Escogido capitán por sus compañeros, Gündogan es de esas personas que miden sus palabras, pero que cuando hablan todo el mundo los escucha. Guardiola, que lo convirtió en una de las referencias del City, lo definió así. "No habla mucho, pero cuando lo hace, todo escuchan. Ese es el poder del líder. Maneja, además, la presión realmente muy bien".