La gran duda del Ninja de Amberes planea sobre el Camp Nou

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

El 7 de enero de 2014 cumplía un sueño. Un sueño por el que había estado luchando durante toda su vida, remando contra las inclemencias que se habían ido cruzando en su camino, sobre todo en forma de dramas familiares. Entre ellas, el abandono de un padre, el fallecimiento de una madre o el verse obligado a abandonar el barrio y la ciudad que le habían visto crecer. Hablamos de Radja Nainggolan, el controvertido centrocampista de la AS Roma de aspecto feroz, casi hasta satánico, pero capaz de domar el balón como pocos saben hacerlo en esto del fútbol.

Tal y como comentamos en SPORT, el interior del conjunto romano será duda hasta última hora para jugar el Barça-Roma al estar aquejado de molestias en los músculos flexores de su pierna izquierda. Pero comencemos por el principio. Nacido en el seno de una familia humilde del barrio de Linkeroever, en la preciosa ciudad belga de Amberes, Radja Nainggolan recibió ese curioso nombre, el de Radja, por el origen de su padre, indonesio. Radja es 'Rey' y eso, sin duda, es a lo que aspiraba el pequeño de los Nainggolan.

Pero bien pronto recibiría el primer revés. Su padre Marianus los abandonaría a él y a su hermana gemela Riania con tres años de edad, dejando a su madre y a los dos niños solos. Radja siempre ha defendido que todo lo que ha conseguido en la vida ha sido con trabajo duro y que incluso jugando contra sus compañeros en las 'pachangas' quería ganar a toda costa. Tanto el actual jugador de la Roma como su hermana aprendieron a jugar al fútbol en la calle. De hecho, el belga se formó en las categorías inferiores del Beerschot, desde donde dio el salto a su primer gran contrato profesional en Italia.

Tenía 16 años y firmó por el Piacenza, actual equipo de la Serie C. Dos años y medio en la localidad del norte de Italia le valieron para captar la atención de un equipo de la máxima categoría que le obligaría a cruzar el país de punta a punta. Del frío y la tranquilidad del norte Radja pasaría al calor y al bullicio de Cagliari, en la Isla de Cerdeña. Fue precisamente en esta época (2010) cuando su madre Lizzy fallecía, encajando Radja con 22 años el segundo gran 'mazazo' de su vida. Ya por aquel entonces el belga había decidido no perdonar a su padre por su abandono a pesar de los intentos de su progenitor por volver a acercarse a él.

Cuatro años después de aterrizar en la isla mediterránea el club sardo recibía una suculenta oferta de uno de los equipos de referencia del país, la Roma. 18 millones de euros después, Nainggolan cumplía el gran sueño de su vida, jugar en un cuadro de referencia a nivel europeo. Desde su debut con el club romano el 12 de enero de 2014 Nainggolan se hacía prácticamente con una plaza fija en el once de Rudi García. Sus feroces tatuajes, su cresta y su apodo (el Ninja de Amberes) proyectaban (y proyectan) una imagen de él feroz, agresiva, intimidatoria. Algo que en realidad tampoco se acerca tanto a sus características como jugador. Sí que a veces juega al límite, sí que se deja la piel en cada acción, pero estamos hablando de un futbolista con un perfil más técnico que 'destructor'. Más allá de haber firmado varias obras de arte en forma de 'trallazos' de media y larga distancia, Radja tiene buena capacidad para dar el último pase y aportar fluidez al juego. 

Excesos declarados sin ningún tapujo

A Radja Nainggolan, de la misma manera que nadie le ha regalado nada en la vida, la fama y el dinero le han catapultado hacia los focos. Él mismo no ha tenido problemas en admitir en alguna ocasión que le costaba mucho ponerse límites al tener la capacidad de poder hacer y adquirir tantas cosas por su estatus como futbolista. Es declarado fumador (aseguran que fuma media docena de cigarrillos al día) y ha protagonizado varias incidentes, el último la pasada nochevieja, en la que se grabó un vídeo fumando, bebiendo y tirando fuegos artificiales desde su propio jardín. Soy un jugador de discoteca. No tengo ganas de quedarme todas las noches en la casa, quiero disfrutar de la vida", explicó en 2015 en una entrevista con la revista Rolling Stone. Otro episodio en el que no tuvo la culpa lo vivió en noviembre de 2016, cuando fue confundido en un hotel de Amberes con un terrorista por un individuo. La policía fue a identificarle y terminó haciéndose fotos con él.