Así se ha ganado Koeman al vestuario y al barcelonismo

Respetado y admirado por sus pupilos, ha tomado decisiones técnicas de gran valentía

Ha recuperado a jugadores 'perdidos', ha apostado por los más jóvenes y ha dado en la tecla del sistema de juego

Esto sí es el Barça: El abrazo de Piqué y Messi lo dijo todo

Esto sí es el Barça: El abrazo de Piqué y Messi lo dijo todo / RFEF

Toni Frieros

Toni Frieros

Ronald Koeman no solamente ha sabido ganarse el respeto y la admiración de un vestuario plagado de estrellas, también el de la entidad y de todo el entorno. Y no únicamente por el rendimiento de su plantilla, donde hay luces y sombras, sobre todo por las decisiones que ha tomado el técnico holandés desde el día que le dijo sí al Barça y por todos los obstáculos que ha tenido que superar por el camino.

Valentía en las decisiones

La primera virtud que hay que reconocerle a Koeman es la valentía de haber aceptado coger las riendas del Barça después de vivir la mayor humillación de su historia: el 2-8 ante el Bayern Munich. Y menos renunciando a la selección nacional de tu país. No todos los entrenadores hubieran hecho lo mismo. Es muy fácil entrenar a Messi, Piqué, Busquets y compañía estando en la cima. El mérito es asumir el reto de construir un nuevo proyecto deportivo sobre la decadencia. El gran sueño de Koeman era entrenar al Barça. Y ese tren, que se le había escapado 18 años antes, había que cogerlo. A cualquier precio, a cualquier sacrificio.

El primer gran ‘marrón’ que tuvo que lidiar fue armar un equipo sabiendo que su gran pilar, su gran referencia, Leo Messi, quería marcharse del club. Trabajar en medio de esas turbulencias, a las que se sumó la Moción de Censura, desmoralizaría a cualquiera. Vamos, para salir corriendo. Koeman no, incluso sabiendo que no le ficharían a ninguno de los jugadores que había pedido: Depay, Wijnaldum… Solo se le concedió un deseo: Sergiño Dest. Un ‘niño’ de 19 años. Si no había tenido suficiente con lo vivido anteriormente, Koeman y su staff intentaron que a la plantilla no le afectara el nuevo terremoto que sacudió a la entidad a finales de octubre: la dimisión de Josep Maria Bartomeu y su junta directiva.

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Exigente...pero dúctil

Esa valentía a la que antes hacíamos referencia también se ha reflejado en sus decisiones técnicas. Koeman, desde el primer día que entró en el vestuario, habló a los jugadores mirándole a los ojos (a Piqué le llamó telefónicamente estando este en las Maldivas) y diciéndoles la verdad. Tuvo que asumir el mal trago de comunicarle a Luis Suárez que no contaba con él, sorprendido al final de que el uruguayo cambiara la Juventus por el Atlético.

 Esa sinceridad y cercanía hizo que se ganara el respeto de la plantilla. Mucho más cuando delante de todos los jugadores le exigió a Riqui Puig que nunca jamás lo que se había hablado dentro del vestuario debía conocerse en el exterior. A pesar de eso, nunca le ha pasado factura al de Matadepera. Al contrario, Koeman ha hecho un ejercicio contínuo de psicología para ganarse a futbolistas a los que se daba por desahuciados, como a Coutinho antes de lesionarse, Griezmann y, sobre todo, Ousmane Dembélé, a quien ha transformado por completo hasta convertirlo en un jugador imprescindible.

 Su apuesta por el trabajo en los entrenamientos, recuperar la cultura del trabajo, tratar a todos por igual, la meritocracia y su mano derecha para motivar a los jugadores ha provocado que muchos futbolistas que venían rindiendo por debajo de sus posibilidades hayan recuperado ‘el hambre’ y su mejor versión, como De Jong, Alba o Busquets.

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 Hay otros aspectos que han terminado por cautivar al vestuario y al club. El primero, la apuesta por los jugadores jóvenes de talento. Koeman ha hecho internacional a Pedri, ha apostado por Araujo y Mingueza y está puliendo a Ilaix Moriba. Ningún entrenador del FC Barcelona de los últimos tiempos ha sido capaz, en tan pocos meses, de poner en el escaparate a tantos canteranos en partidos de máxima importancia competitiva, no en partidos de Copa del Rey ante rivales muy inferiores.

Koeman sabe y reconoce que también se ha equivocado, como la alineación que sacó ante el PSG donde defensivamente el equipo sufrió como nunca. Por eso rectificó y volvió a apostar por la defensa de tres centrales. Una decisión que le está saliendo redonda y que utilizará seguramente hasta final de temporada. No le ha dolido prendas a la hora de renunciar al tradicional dibujo usado por el Barça y esa decisión de rectificar y cambiar también ha convencido a sus pupilos que, como vienen demostrando, creen más que nunca en su capacidad de liderazgo.  Si algo tiene que lamentar Koeman en todos estos meses ha sido las lesiones de jugadores importantes (Piqué, Ansu Fati, Coutinho) y los graves errores individuales, no de sistema o colectivos, que han costado muchos puntos al equipo, como los cinco perdidos ante el Cádiz.

Koeman habla de la presión del equipo y la suya propia

Koeman habla de la presión del equipo y la suya propia / FCB

Ahora Koeman, después de las decepciones ante el Athletic en la Supercopa y frente al PSG en Champions, le ha pedido a sus jugadores la máxima concentración y ambición para intentar ganar la Liga y la Copa del Rey. En septiembre nadie daba un euro por este Barça en construcción y ahora luchará por dos títulos. Toda la plantilla está a ‘muerte’ con su entrenador. Cree en él más que nunca.

 A Koeman le queda otra desafío por cumplir: intentar que Leo Messi, a quien ve absolutamente feliz y comprometido, continúe para seguir siendo el líder en el terreno de juego. En el banquillo, Koeman ha sabido ganarse el respeto y la admiración de los suyos.