El regreso de Rafinha

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Ya lo había avanzado en la previa y cumplió: “Llevo al Inter en el corazón y si juego y marco no lo celebraré”. Jugó, marcó y no lo celebró. Rafinha es un hombre de palabra y, por lo que se ve, con mucha empatía. Solo así se explica que, tras pasar media temporada en Milán, haya desarrollado esa intensidad de sentimientos hacia un club en el que hace solo un año aún no había jugado. Además, el Inter, al contrario que Rafinha, no cumplió su palabra, ni escrita ni oral, y no pagó lo pactado con el Barça, 35 millones de euros si se clasificaba para la Champions. Así fue, pero el viento se llevó las promesas italianas y el menor de los Alcántara tuvo que resignarse a regresar al Camp Nou, donde creció desde que llegó con trece años. Intentó marcharse al Betis, pero, como en el caso del Inter, el Barça se mostró firme y no aceptó ni una sola de las rebajas planteadas por sus pretendientes.

adiós a milán

El destino, caprichoso y con algo de mala leche, todo hay que decirlo, deparó el emparejamiento entre catalanes e italianos para la fase de grupos (¿para qué esperar?), lesionó a Messi el día antes de la visita ‘nerazzurra’ y le susurró al oído a Valverde que quien debía sustituirle era Rafinha. Se dieron todas y cada una de las circunstancias necesarias para que el hispano-brasileño pudiera dañar al equipo que le ha marcado para siempre y cuyas puertas, como dijo el propio jugador, se cerraron para siempre el pasado verano. El Inter, así, se convirtió en un amor de verano con el que, casualmente, te reencuentras en otoño paseando con tu novia de siempre. Lo que pudo fue y no fue.

el futuro, dios dirá

Rafinha, pragmático, mira ahora hacia el futuro y, tras demostrarle a Valverde y al Camp Nou que ahí está para cuando se le necesite, espera ahora la llegada del mercado de invierno, en el que volverá a tener clubs interesados en él. Deberán demostrar, eso sí, más interés del que pusieron Inter y Betis. El Barça, a su vez, no tiene ninguna intención de desprenderse del futbolista, como ha demostrado de forma sucesiva, a menos que la oferta sea irrechazable. Y lo irrechazable ronda los 40 millones de euros. La inflación que rige el fútbol hoy y, sobre todo, el talento de Rafinha cada vez que tiene oportunidades para ello convierten ese precio en asequible. El hispano-brasileño solo tiene 25 años. El viaje iniciado el pasado mes de enero rumbo a Italia ha sido de ida y vuelta. Ahora falta por saber si el Camp Nou es la estación final o solo una parada en el trayecto profesional del centrocampista. Aún tiene edad para emular a su hermano Thiago, que confesó en su día que su objetivo en la vida no era triunfar en el Barça, sino “triunfar en el fútbol”.

urge tomar una decisión

Rafinha planteó la posibilidad de renovar la pasada temporada y, después, marcharse cedido al Betis, que no quiso pagar los 35 millones de euros que pedía el Barça por él. Se trataba de una fórmula con la que el club blaugrana se aseguraba aceptaba el préstamo del centrocampista a cambio de una ampliación de su contrato. No hubo acuerdo, el Betis rechazó el traspaso y Rafinha se vio obligado a seguir en el Barça, con quien tiene contrato hasta el 30 de junio de 2020. Le queda esta y otra temporada más, un periodo de tiempo que obligará al club a tomar una decisión en un sentido u otro. A día de hoy, y pese a que no hay movimientos en ese sentido, la dirección deportiva no descarta iniciar conversaciones para su renovación.

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