De ‘descarte’ a verdugo: Suárez repite la historia de Villa

El delantero uruguayo, como el asturiano, puede presumir de haber levantado el título doméstico el año posterior a su llegada al club colchonero

Pocos meses después de irse del Barça, el charrúa coloca en su palmarés particular un trofeo de Liga más

Suárez marcó el gol de la victoria del Atlético

Suárez marcó el gol de la victoria del Atlético / LALIGA

Jordi Carné

Jordi Carné

Las trayectorias deportivas de David Villa y Luis Suárez son muy diferentes, pero tienen algunas similitudes. Los dos delanteros han defendido, en algún momento de sus carreras, las camisetas del Barça y del Atlético de Madrid. Los dos atacantes fueron traspasados del club azulgrana al colchonero a cambio de una cantidad de dinero inferior a su valor de mercado, algo que generó mucha controversia en el entorno culé y satisfacción, claro está, en el rojiblanco. Desde este sábado, ambos podrán presumir de haber levantado varios títulos de Liga con el equipo catalán y, el año exactamente posterior a su llegada a Majadahonda, liderar el ascenso al trono español de los de Simeone.

En verano de 2013, Villa fichó por el Atlético de Madrid que decidió poner fin al monopolio de nueve años compartido por el Barça y el Real Madrid. El asturiano fue determinante, con 13 goles y cinco asistencias, en el exitoso intento colchonero de acabar con el bipartidismo en la Liga española. Pasó de ser un ‘descarte’ de la dirección deportiva azulgrana a erigirse como uno de los culpables que evitó que esa temporada el título doméstico acabara en las vitrinas del museo del Camp Nou.

Precisamente en el templo culé, durante una soleada, plácida y despejada tarde de mayo, el equipo rojiblanco consiguió uno de los empates más dulces de su historia. Hubo polémica, pues Mateu Lahoz anuló un gol legal a Messi, pero la historia está repleta de éxitos deportivos que nunca se hubieran producido sin errores arbitrales. Simeone y sus pupilos abandonaron Barcelona con el trofeo de campeones bajo sus brazos y entre la ovación de unos aficionados locales que encontraban justificación en el saber perder, en el reconocimiento a una gesta increíble y, evidentemente, en el despecho. Nunca antes, en un estadio de fútbol, unos aplausos se habían usado para manifestar decepción. El Barça es un club único.

El verdadero regalo, la irregularidad

En esos sonoros cumplidos del barcelonismo también se pudieron oír reprobaciones de los aficionados a la directiva por el ‘regalo’ de Villa al Atlético. Como se volverían a oír (si el coronavirus no lo impidiera y Bartomeu siguiera ejerciendo de presidente) ahora que, siete años después, la historia se ha repetido con Luis Suárez. El uruguayo fue “echado” –en palabras de Messi, no de un servidor– a finales de setiembre de 2020 y, pocos meses después, ha añadido a su palmarés particular un trofeo de Liga más. Otra vez, el ‘rechazado’ se convierte en verdugo. Y el Real Madrid, de rebote, se ha visto perjudicado por un movimiento ajeno a él y ha contemplado como su máximo rival ciudadano le ‘expulsó’ de la poltrona triunfadora.

Más allá de la coincidencia (o no) de las llegadas de Villa y Suárez –que ha marcado 21 goles y ha repartido tres asistencias– al Atlético y el título rojiblanco, la realidad es que el verdadero regalo del Barça a los colchoneros en esta Liga, como en la 2013/14, ha sido su irregularidad. Los culés no han sabido imponer su autoridad y han desaprovechado cuantiosas ocasiones de oro para acabar levantando el trofeo más allá de los mejores o peores movimientos que realizaron en verano.