Wagué: del casting de Aspire al primer equipo del Barça

Wagué debutó ante el Huesca con un buen partido

Wagué debutó ante el Huesca con un buen partido / LALIGA

German Bona

German Bona

El camino de Moussa Wagué al primer equipo del Barça no ha sido fácil. Pero lo ha conseguido, como todo lo que se ha propuesto en la vida este lateral senegalés de 20 años que desde hoy forma parte oficialmente de la plantilla que dirige Ernesto Valverde.

Su vida dio un cambio radical en 2011, cuando apenas tenía 13 años. La Academia Aspire de Catar, que desde hace más de una década desarrolla su proyecto, buscaba talentos en Senegal y se presentaron miles de niños con el mismo sueño de convertirse en futbolista que Moussa. En la criba definitiva del casting, solo quedaron tres. 

Wagué y dos compatriotas más viajaron a Doha y durante tres semanas pasaron nuevas pruebas con elegidos por la Academia en varios países hasta configurar una plantilla que, casualmente, se estableció en Senegal. Wague volvió a casa, para tomar impulso y emprender su camino profesional. Primero, en el fútbol belga. En el KAS Eupen, conjunto bajo la tutela de la Academia Aspire, donde jugó 40 partidos oficiales en dos temporadas. También debutó en ese tiempo con la selección de Senegal, donde hizo historia en el pasado Mundial de Rusia.

Fue ante Japón. Moussa Wagué, titular ante los nipones, marcó un gol, con el dorsal 22 a su espalda, que es un compendio de sus virtudes ofensivas. Pese a que el balón se jugó por el otro lado, subió la banda como un rayo y tras el pase desde la izquierda de sabaly y el sutil toque con la espula de Niang, conectó un espléndido derechazo cruzado. Se convirtió, de esta manera, en el africano más joven en marcar en un Mundial. Tenía entonces 19 años y 263 días.

Su llegada al Barça

Apenas un mes después de la gesta, el Barça anunció su contratación. Pero para jugar en el filial, lo que entorpeció, por temas burocráticos, su esperado debut. El hecho de que la Segunda División B esté al margen de la categoría profesional le hizo necesitar, al igual que al uruguayo Ronald Araujo, el otro fichaje veraniego de la pasada temporada, una serie de documentos y permisos que lo dejaron sin poder estrenarse hasta ya iniciado el mes de noviembre.

Aun así, no perdió el tiempo en los entrenamientos y muy pronto se acopló en el equipo. Defensivamente apenas tiene fisuras y es un auténtico toro, muy fibrado, lo que le permite estar siempre en gran forma física y subir y bajar la banda sin descanso. Pero ni con los papeles en regla pudo tener una temporada tranquila.

Una dura sanción

En enero de este año, cometió un pecado de juventud en el feudo del Alcoyano, cuando golpeó en la cara a un espectador que no le entregaba el balón. El filial perdía y quedaban pocos minutos. Wagué, que denunció insultos racistas, fue castigado, duramente, con cuatro partidos.

Un nuevo obstáculo que supo superar con trabajo y no darse nunca por vencido. Su manera de ser, respetuosa y callada, esconde a un torbellino en el terreno de juego. Valverde le hizo debutar la pasada Liga en Huesca, y después también jugó en Vigo y Eibar. Le falta el Camp Nou y muy pronto se cumplirá su deseo.