Historia SPORT

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2020: Un año para olvidar

El FC Barcelona cierra este periodo de tiempo sumido en una crisis deportiva, económica y social

En el plano deportivo no ha ganado ningún título y por el primer equipo han desfilado tres entrenadores

Pocos porteros pueden decirlo: Neshcheret paró un disparo de falta de Messi

Pocos porteros pueden decirlo: Neshcheret paró un disparo de falta de Messi / MEDIAPRO

David Salinas

David Salinas

El barcelonismo dará carpetazo en las próximas horas al 2020 con más sinsabores, decepciones y frustraciones que alegrías y momentos para recordar. El 2020 ha sido el año en el que, ahora sí, se ha certificado el fin de un gran ciclo en el FC Barcelona, iniciado la temporada 2008-09 bajo el mando de Pep Guardiola y sostenido en el tiempo con la regularidad de los títulos durante a lo largo de doce campañas. El año que agoniza deja a la entidad azulgrana sumida en una profunda crisis a todos los niveles: deportivo, económico y social.

De todas formas, el Barça es un club experto en levantarse y renacer de sus cenizas, como así lo ha demostrado a lo largo de su centenaria historia en repetidas ocasiones. Y ahora está en camino de hacerlo nuevamente. La prueba, el enorme interés que han despertado las elecciones del 24 de enero. Hasta nueve precandidatos están dispuestos a iniciar una nueva “operación retorno” aportando nuevas ideas e invitando a la afición a sumarse a proyectos novedosos e ilusionantes.

La caída

La depresión empezó muy pronto. En las primeras semanas de 2020 llegó el primer contratiempo en forma de malos resultados, los que generalmente inician el desplome en cadena. El KO en las semifinales de la Supercopa de España, contra el Atlético de Madrid (2-3) en Arabia, después de un final inexplicable, costó el puesto a Ernesto Valverde, entrenador durante dos temporadas y media (cuatro títulos).

La imagen que dio el Barça en concretar el relevo en el banquillo no fue la ideal. El elegido fue Xavi Hernández, pero el egarense, con contrato en el Al-Sadd catarí, no quiso ser un parche ni asumir una herencia deportiva en la que no creía. Finalmente, Quique Setién acabó en el Camp Nou. Fue presentado el 14 de enero, dejando una frase para la historia: “Ayer estaba paseando al lado de las vacas, allí en mi pueblo y hoy estoy en la Ciudad Deportiva del FC Barcelona entrenando a los mejores jugadores del mundo”.

En febrero estalló la crisis institucional del ‘Barçagate’. Se acusó al Barça de contratar a una empresa dedicada a crear estados de opinión en las redes sociales para erosionar la imagen de terceros relacionados directa o indirectamente con el Club, a lo que el FC Barcelona respondió negando relación alguna con dicha actividad de desprestigiar a nadie. Sí admitió, por otra parte, tener contratados servicios de monitorización de redes sociales con el objetivo de tener conocimiento de los mensajes positivos y negativos hacia la entidad.

La ‘bomba’ dejó efectos colaterales que se materializaron poco después. El 10 de abril, seis directivos del FC Barcelona, entre ellos el vicepresidente Emili Rousaud, presentaron la dimisión después de que el presidente Josep Maria Bartomeu asegurara que había perdido la confianza en ellos. Ese mismo día Rousaud deslizó que se podría sospechar que alguien habría metido la mano en la caja al pagar un millón de euros por un servicio que vale cien mil.

Debilidad

El Barça avanzó con una Junta cada vez más debilitada y cuestionada. Los malos resultados, y la pandemia del coronavirus, que paralizó cualquier actividad deportiva a principios de marzo, dejaron al club muy tocado económicamente. Hasta el punto de que pidió a los integrantes de las plantillas profesionales una importante reducción de salarios y presentó un expediente de regulación temporal de ocupación para más de 300 trabajadores.

Para el Barça, el balón volvió a rodar el 13 de junio en Palma, con una victoria por 0-4. Un espejismo. El equipo no encontró la regularidad después de parón y el Real Madrid fue escalando posiciones hasta arrebatar el título a los azulgranas. El alirón blanco fue muy polémico por las repetidas decisiones que tuvo del VAR, siempre favorables.

Después de despedirse de la Liga, el Barça dijo adiós a la Champions League y de una manera cruel. El 14 de agosto, en Lisboa, fue barrido en los cuartos de final por el Bayern Múnich (2-8) de forma hiriente. El presidente Bartomeu pidió “disculpas” a los socios y a la afición y anunció medidas tras la histórica humillación.

Con lo que no contaba el presidente ni su Junta era con la posición que tomaría Leo Messi después de, como dijo Gerard Piqué, “haber tocado fondo” y “haber experimentado una sensación nefasta, de vergüenza”.

El primer damnificado fue Quique Setién, que dejó de ser entrenador del Barça tres días después, el 17, tras dirigir al equipo en 25 partidos de tres competiciones (Liga, Champions League y Copa del Rey) y sumar 16 victorias, cuatro empates y cinco derrotas, además de anotar 50 goles y encajar 27. Con Setién el equipo acabó la Liga en segunda posición (a cinco puntos del líder), fue cuartofinalista en Champions y en la Copa del Rey, apeado por el Athletic en San Mamés (1-0, a partido único).

Más munición

Y el 25 de agosto explotó la más dañina de las ‘bombas’: el tremendo enojo de Messi, expresado en forma de burofax. El capitán comunicó su voluntad de dejar el club asegurando que ejecutaría la cláusula de salida unilateral que figuraba en su contrato, entendiendo que no había expirado en junio por la pandemia y que seguía vigente. No lo entendió así el Barça ni Bartomeu, que días después aseguró que dimitiría si Messi lo apuntaba públicamente como responsable de su salida. El Barça se remitió en todo momento a los 700 millones que figuraban en el contrato del jugador como única vía para cerrar su etapa azulgrana.

Messi forzó la situación todo lo que pudo (incluso no acudió a realizarlas pruebas PCR) y, finalmente, cedió para no llevar al Barça a juicio. Aseguró que nunca daría ese paso por tener el máximo respeto a la entidad, que había apostado por él en el 2000, con 13 años, y que lo había formado como persona y futbolista.

La llegada de Ronald Koeman al banquillo no calmó los ánimos. En el punto de mira seguía estando una directiva ya muy erosionada, especialmente ahora por la salida que había dado a los jugadores que no entraban en los planes de futuro. A Messi, por ejemplo, le sentó muy mal la forma con la que se despachó a su amigo y vecino Luis Suárez, el tercer máximo goleador de todos los tiempos del Barça, que finalmente acabó en las filas del Atlético de Madrid por seis millones de euros, a cobrar solo en variables.

La oposición también llegó al límite y, a finales de agosto, promovió un voto de censura contra la Junta presidida por Bartomeu. El proceso de validación de firmas superó todas las expectativas y, antes de someterse al mismo, Bartomeu optó por la dimisión el 27 de octubre, tras meses de resistencia aferrado al cargo. El presidente se fue antes de arriesgarse a perder el voto de censura y, de esta forma, ser el primer presidente del Barça en ser derrotado en una moción que, con anterioridad, habían superado Josep Lluís Núñez en 1998 y Joan Laporta, diez años después (2008).

El voto de censura, previsto para el 1 y 2 de noviembre, quedó en nada al quedar la entidad en manos de una Junta Gestora, presidida por Carles Tusquets, y encargada de convocar elecciones a la presidencia, que finalmente tendrán lugar el 24 de enero.

Problemas

Deportivamente, se esperaba que la situación mejorara con la llegada del héroe de Wembley, Ronald Koeman, al banquillo azulgrana, pero los resultados, por ahora, no lo están demostrando. Es cierto, por otra parte, que las lesiones también han hecho mella en el rendimiento del equipo, especialmente la de Ansu Fati y Gerard Piqué. La irregularidad, de todas formas, ha sido inequívoca y, en Liga, por ejemplo, solo se han podido encadenar dos rachas de dos victorias consecutivas hasta el momento.

Y en la Champions League, tras un inicio brillante, cinco victorias en las cinco primeras jornadas de la fase de grupos, en el último partido (derrota 0-3 contra la Juventus en el Camp Nou), se echó a perder todo el buen trabajo realizado. La Supercopa de España y la Copa del Rey son las otras dos competiciones en las que el Barça todavía no ha debutado en el presente curso.

Además de estas dos nuevas competiciones que se avecinan en 2021, en el próximo año el equipo estará obligado a seguir peleando por la Liga (está en juego la clasificación para la Champions 2021-22) y por la Champions, en la que está pendiente de medirse al PSG en los octavos de final con el factor campo en contra por quedar segundo en la liguilla.

Luces

Pese a los problemas y decepciones de 2020, no todo ha sido negativo en clave Barça. Ha habido también luz en otros temas, como por ejemplo en la consolidación su liderazgo en las redes sociales. En febrero la entidad aprobó un ambicioso Plan de Sostenibilidad y amplió la alianza de colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona. Igualmente, el Barça y la UPC impulsaron una beca para promover el acceso profesional de chicas estudiantes al mundo del deporte y la tecnología. También, pese a la pandemia, el Área Social mantuvo activos todos sus servicios de atención telemática para socios, peñistas y aficionados y las peñas se movilizaron para combatir el coronavirus. El FC Barcelona, además, en un gesto sin precedentes, cedió los ‘title rights’ del Camp Nou a la Fundación para recaudar fondos contra la Covid-19.