éxodo de entrenadores

Piti Hurtado, el primer español en atreverse con el basket japonés

Ante la falta de oportunidades en España, el exentrenador del Cáceres también ha optado por cruzar la frontera  como Paco Olmos (Puerto Rico) o Lucas Mondelo (China)

Maite Antón

Piti Hurtado es un técnico extremeño, de 39 años, que confiaba en recibir este verano alguna llamada de un club español. Tras entrenar al Cáceres, ser segundo del CAI Zaragoza y contar con experiencia en Estados Unidos y México, además de dar lecciones brillantes de scouting y análisis de partidos a través de su web personal, su perfil respondía al candidato perfecto para que un cuerpo técnico de la Liga Endesa apostara por él. La oferta le llegó, pero nada más y nada menos que desde Japón. Un país en el que ningún entrenador de baloncesto de nuestro país había desembarcado aún. Piti, como cada vez más españoles, se aventuraron al desafío laboral de trabajar lejos de España. “No puedes ir rechazando ofertas y quedarte en casa quejándote de la crisis y del Gobierno. Hay que salir adelante”, asegura. Y no dudó en hacer las maletas y comprometerse con el Levanga Hokkaido de la primera división nipona.

Cuando le preguntan qué hace un entrenador extremeño en Japón, Piti bromea al asegurar: “Eso es lo que me pregunto en mi tiempo libre cuando paseo por Sapporo y no sé si estoy delante de un restaurante o una lavandería”. Pese al impacto inicial del choque cultural, el español está entusiasmado con su nuevo reto profesional. “Japón es un país muy civilizado, con una seguridad increíble, y pensé que era un lugar ideal para tener una experiencia vital. Destacaría la seriedad con la que se trabaja aquí y la calidad de las instalaciones y de la estructura del equipo”, cuenta.

¿Y qué características tiene el baloncesto japonés? “Son jugadores bajos, pues es difícil encontrar pívots más allá de los dos metros, rápidos y buenos tiradores, pero no son buenos lectores del juego. El nivel táctico es bajo pero son jugadores muy trabajadores. El baloncesto japonés está demasiado influenciado por la parte mala de la NBA, no se trabajan los fundamentos como aquí. Ese será mi reto, porque me gustaría ayudar a mejorar el baloncesto de este país”, explica Piti. Tras una pretemporada con tres concentraciones, “algo que no me había sucedido nunca”, este sábado protagonizará su debut oficial en el partido que medirá a su equipo ante el Toshiba.

Cuenta con dos ayudantes que hablan inglés, que le permiten comunicarse con su plantilla. Se atrevió en su presentación con el japonés, aunque reconoce que es un idioma complicado para aprender. Esa barrera idiomática le ha propiciado sus primeras situaciones cómicas como acabar encima de una cama con dos dependientes de unos grandes almacenes para intentar comprar unas sábanas.

Echa de menos su familia y amigos, pero afronta este nuevo desafío profesional con muchísima ilusión de dejar parte de su huella en el baloncesto japonés, pero con la intención de regresar a España. “Hace diez años quería ser el mejor entrenador del mundo, ahora me gustaría que en un futuro algún club fuerte español contara con mis servicios”, confiesa. Japón le puede abrir la puerta a su regreso.