Prueba del Audi A1

Prueba del Audi A1, pequeño pero 'matón'

Probamos la nueva generación del Audi A1, mucho más atractiva en diseño y muy divertida al volante.

Audi ha transformado al A1 en un coche de aspecto radical y deportivo.

Audi ha transformado al A1 en un coche de aspecto radical y deportivo. / ÀLEX SOLER

Àlex Soler

Àlex Soler

El segmento de los utilitarios es uno de los pocos que ha conseguido resistir al empuje de los SUV en el mercado. De hecho, el pasado mes de marzo, fue el segundo segmento más vendido, alcanzando una cuota de mercado del 21,7% y solo superado por el de los todocaminos de tamaño medio. La gran oferta de este tipo de vehículos, con coches como el Seat Ibiza, el Volkswagen Polo, el Opel Corsa, el Peugeot 208 o el mismo Audi A1, y su variedad de precios, los convierten en vehículos perfectos para todo tipo de compradores.

El Audi A1 se podría considerar el representante de la clase premium en el segmento, un coche basado en la plataforma MQB del Grupo Volkswagen (Ibiza, Polo) que recientemente ha estrenado generación para posicionarse como todo un referente. Producido en Martorell, en la planta de Seat, el nuevo A1 es más grande, más atractivo y más deportivo. Todo ello sumado a una importante carga tecnológica.

Mejora visual

El nuevo A1 destaca por abandonar la forma redondeada de su anterior generación y apostar por las líneas rectas y crear una silueta musculosa y deportiva, acorde al diseño actual de Audi. A su vez, introduce guiños al pasado, como las tres aperturas presentes encima de su parrilla delantera, que recuerdan al Audi Sport quattro de los 80. La zaga es coherente con su nueva imagen y presenta líneas rectas y un paragolpes de aspecto deportivo. El cambio estético le sienta fenomenal y gana en atractivo. El color de la unidad probada, el Amarillo Pitón, maximiza estas características y le queda realmente bien.

Siguiendo la línea del exterior, el interior también se ha renovado por completo. Como sus hermanos de plataforma, el nuevo A1 dispone un habitáculo orientado completamente hacia el conductor, en el que destaca el panel de instrumentos digital Audi Virtual Cockpit (opcional), y una pantalla táctil de 12,5 pulgadas para el sistema de infoentretenimiento. El cuadro de instrumentos digital presenta un aspecto deportivo y es completamente personalizable, pudiendo gestionar la información que proporciona, dispuesta de una forma clara. Todo un acierto.

Por su parte, el sistema de infoentretenimiento de Audi está a la altura, ofreciendo todas las opciones de una forma intuitiva. En este caso, no obstante, en los controles de radio se echa en falta un modo más fácil de cambiar entre emisoras, ya que dibujar el número de la frecuencia en marcha si la emisora que se quiere escuchar no aparece en la lista es algo tedioso. El control por voz, que funciona bien, lo compensa.

Los materiales del habitáculo son de calidad, aunque el plástico duro está muy presente, y el volante S Line de la unidad probada es la guinda del conjunto, que gana también en deportividad y atractivo respecto a la anterior generación. Los sistemas de seguridad y el control de modo de conducción mediante el botón Audi Drive Select también se pueden gestionar de forma cómoda y fácil desde el volante, los controles de la consola central o la pantalla. La asientos son cómodos y muy bien acabados y, a diferencia del anterior A1, hay espacio trasero suficiente para llevar a adultos. Los 335 litros del maletero (1.090 con asientos abatidos) son más que suficientes para la mayoría de equipajes.

Divertido y con carácter

En marcha, el nuevo Audi A1 sorprende por su carácter y comodidad. La unidad probada, A1 30 TFSI, que de momento es la única a la venta desde 21.940 euros, monta un motor de gasolina de tres cilindros y 116 CV de potencia que, pese a no ser excesivamente potente, puede ofrecer grandes dosis de deportividad, a la vez que puede ser muy suave y apto para viajes largos.

Destaca su estabilidad en carretera y sus suspensiones serán capaces de aguantar cambios de apoyo bruscos. En el modo más suave, filtrarán la mayoría de los baches de la carretera y, en modo Dynamic, pese a endurecerse, harán que el A1 gane en dinamismo sin sacrificar demasiado confort. En este modo, el propulsor entero ofrece un buen rendimiento, siempre listo para entregar todo su par motor. Su aceleración es correcta y su recuperación, sobre todo en Dynamic, sorprende por su contundencia, gracias también a su transmisión automática S tronic de siete velocidades, que cambia muy rápido entre marchas y responde bien ante las exigencias del conductor.

En modo ECO, podrá desconectar cilindros para contener su consumo. En la prueba, en zona montañosa, fuera cual fuera el modo de conducción, su consumo se mantuvo entre los 5,3 y los 5,8 litros. Más adelante llegarán motores de 95150 y 200 CV de potencia. En esencia es un motor que permite divertirse al volante gracias a su combinación y el ajuste de sus suspensiones, pero apto para recorrer distancias largas por su comodidad general. Sus frenos son contundentes y, en los límites legales de velocidad, no tendrán problema para ofrecer una buena distancia de frenado.

En conclusión, el nuevo Audi A1 se presenta como un utilitario capaz de competir en comodidad y comportamiento con los mejores coches compactos. El cambio de imagen le acercará al comprador joven, pero su calidad satisfará al más veterano. Su precio, como suele ocurrir con los vehículos premium, será su principal punto flaco ante sus principales rivales. En el caso de la unidad probada, 30.502 euros.