Stephen Curry o cómo separar el grano de la paja

Los Golden State Warriors vuelven a ser el mejor equipo de la NBA de la mano de Stephen Curry con un balance de 18-2. El máximo anotador de la NBA ha regresado cuando nadie daba un duro por él.

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A punto de cumplir 34 años, nadie esperaba que Stephen Curry resurgiese de la lesión más importante de su carrera para llevar él solito a los Warriors a liderar la NBA tras 20 partidos. El base está haciendo una temporada completamente irreal con promedios de auténtica superestrella acumulando casi 29 tantos por encuentro mientras otras superestrellas se hunden en sus promedios. No resulta casual que James Harden, LeBron James o Luka Doncic hayan bajado números ofensivos de forma drástica esta campaña, mientras Curry sigue como si nada.

Entre los posibles factores del bajón del resto de estrellas de señalan dos opciones como muy posibles. La priemra es el cambio de balón del clásico Spalding a un Wilson que dicen que se agarra peor. Don Stephen, sin embargo, no ha notado el cambio de bola promediando un demencial 41,7% en tiros de tres puntos. Recordemos que Curry no sólo tira triples cerquita de la línea, sino que las canastas desde el logo se han convertido en sello personal ante unas defensas que no saben qué hacer con él.

El otro factor que ha hecho que Curry mantenga sus promedios reside en su capacidad para no vivir de las normas del baloncesto moderno. El cambio de reglas conforme a las faltas de ataque ha limitado a jugadores que saltaban contra su defensor para sacar faltas. Al líder de las Warriors este cambio de visión arbitral no le ha afectado, sino que ha destacado su capacidad para distinguir el grano de la paja. Su concepción de baloncesto ha cambiado este deporte para siempre obligando a los rivales a defenderle por sistema a 10 metros de canasta y ensanchando un campo que sus compañeros están aprovechando al máximo.

Curry está detrás de la mejor temporada de su carrera de Andrew Wiggins, del resurgir de Draymond Green o de la irrupción de Jordan Poole. Su juego hace que todos cundan con un ejemplo que irá a mejor previsiblemente siempre y cuando regrese Klay Thompson de una lesión que ha mantenido en el dique seco desde las finales de 2019. Curry espera como agua de mayo a su socio para reverdecer a unos Warriors que buscan el anillo con el 'core' que les llevó a salir victoriosos en 2015.

El base está de dulce en estos momentos y ha demostrado a todo el mundo que no hay norma que pueda con él porque su baloncesto trasciende más allá de todos. Curry espera esta temporada redondear una trayectoria de ensueño igualando a LeBron James en número de anillos. Puede que la estrella de los Lakers se lleve todos los focos, pero no es menos cierto que Stephen ha cambiado el deporte de la canasta para siempre y de forma efectiva.