El adiós del ciclista que pudo acabar con la maldición del ciclismo francés

Las expectativas y la presión han terminado por retirar a Thibaut Pinot de la alta competición. Para muchos tenía un Tour de Francia en las piernas

El adiós del ciclista que pudo acabar con la maldición del ciclismo francés

El adiós del ciclista que pudo acabar con la maldición del ciclismo francés / SPORT

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Ser un ciclista en Francia no es tarea sencilla, se trata de un enorme ejercicio de presión para aquellos que destacan mínimamente. La culpa de ello reside en ser los anfitriones de la carrera más importante del mundo -el Tour de Francia- y el hecho de no haberla ganado con ningún ciclista local desde 1985.

Pese a haber una enorme cantidad de grandes ciclistas franceses en las últimas décadas, la maldición que persigue al ciclismo galo es digna de estudio. Bernard Hinault -pentacampeón del Tour- fue el último en ganar la ronda francesa por etapas, redondeando un ciclo en el que los franceses habían ganado ocho de las últimas 10 ediciones de la carrera.

Hinault lo intentó en 1986 traicionando a su compañero Greg Lemond -quien le dejó en bandeja el triunfo en 1985-, no trabajando para él e incluso atacándole. El norteamericano, con todo en contra, no se amilanó y consiguió llevarse la victoria, pero esa actitud del 'Tejón' -quien terminó segundo en la general- inauguró una maldición que a día de hoy sigue vigente.

En 1989, el propio Lemond se volvió a cruzar en el camino de un triunfo francés ganando la contrarreloj final a Laurent Fignon. El francés se dejó el Tour por la renta más corta de la historia: ¡¡¡8 segundos!!! La ansiedad empezaba a ser patente en la parroquía francesa y eso que sólo habían avistado la punta del iceberg.

En los 90, sólo Richard Virenque estuvo con relativas opciones de ganar una general, siendo segundo en la edición de 1997 donde Jan Ullrich le sacó nueve minutos en la clasificación final. Los años pasaban y no aparecía un francés en condiciones para aspirar al Tour de Francia. A la mínima la parroquia local se emocionaba, pero las decepciones empezaron a ser la tónica habitual.

Apareció Pinot

Todo cambió cuando en 2014 un chaval de apenas 24 años llamado Thibaut Pinot irrumpía en la carrera, firmando un impresionante tercer puesto justo por delante de Alejandro Valverde. El chico, proveniente de un pueblo de 8.000 habitantes perdido en la Borgoña llamado Lure, atrajo las miradas de todo el mundo y no era para menos. Subía como una bestia, era muy agresivo y sobre todo contaba con valentía e instinto ganador.

Los franceses, en lugar de cuidarle, le acosaron, le empezaron a presionar con comparaciones y casi se lo empiezan a cargar por hacer la casa desde el tejado. Pinot, un chico de pueblo y con acento marcado, vivió una presión mediática sin precedentes ante la sequía de su país en el Tour, siendo constantemente preguntado por cuándo ganaría la ronda.

El joven no llevó ni mucho menos bien esa presión que la prensa le metió y lo pagó haciendo varios Tours horribles. Su talento, sin embargo, hacía que cuando se empinaba la carretera mostrara sus armas ganando etapas tanto en el Giro como en la Vuelta a España e incluso un Monumento como el Giro de Lombardia. Su factura era un Tour que le había obsesionado en exceso.

La gran oportunidad

Pinot alcanzó la madurez y pudo ganar, sin temor a equivocarnos con esta apreciación, el Tour de Francia de 2019. Egan Bernal se llevaría finalmente el gato al agua en una de las generales de menor nivel que se recuerdan. El ciclista de FDJ hizo dos semanas increíbles ganando hasta en la mítica cima Tourmalet.

Hizo un tándem espectacular con su compatriota Julian Alaphilippe, quien cedería el liderato en la alta montaña como era de esperar. El problema estuvo en que Pinot se lesionó tras darse un golpe con su rodilla en el manillar siendo incapaz de moverse ni de caminar. El ciclista, entre lágrimas, tuvo que abandonar en el Tour que todo el mundo decía que era suyo.

Pinot nunca se consiguió recuperar de aquel golpe y la pandemia terminó por minarle la moral hasta tal punto que dejó de pelear por las generales y los grandes objetivos. El ciclista ha anunciado con 32 años que se ha cansado de luchar y que se va a retirar porque no se siente capaz de cumplir con las expectativas de su afición. La salud mental, en este caso, ha tenido mucho que ver en que el hombre que pudo acabar con la maldición francesa haya decidido colgar la bicicleta.