Del Bosque y Raúl enseñan la solución de la plaga de bajas a Ancelotti

La actual plaga lesionados no es nueva en un Real Madrid que hace casi un cuarto de siglo pasó por un problema similar que amenazó incluso con su descenso.

En aquella temporada 1999-2000, el Real Madrid acabó la 14ª jornada goleado por el Real Zaragoza (1-5) y a sólo un punto de la zona roja de la clasificación.

Del Bosque solucionó el problema tirando de gente de cantera, con especial mención de Zárate y Meca. El paso al frente de la Unidad B también fue clave.

Vicente del Bosque y Raúl González, en el Madrid

Vicente del Bosque y Raúl González, en el Madrid / EFE

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El Real Madrid de Carlo Ancelotti es uno de los equipos más afectados por el VIRUS FIFA en el último parón de selecciones. El técnico italiano no puede contar con nueve de sus futbolistas debido a lesiones. De ellas, tres provienen de internacionales que acabaron tocados con sus selecciones. A saber: Camavinga, Tchouameni, Vinicius. Los tres arrastran problemas que los dejarán fuera de combate durante varias semanas. El resto de los habitantes de la enfermería en Valdebebas son Courtois, Militao, Kepa, Bellingham, Güller y Ceballos. En el caso de los dos primeros, se les da por perdidos para el resto de curso. La situación da para pocas bromas.

Está por ver qué convocatoria plantará Ancelotti en Cádiz, el primer compromiso merengue tras este parón, aunque el escenario invita a un equipo corto de efectivos y con presencia de chicos del Castilla. Precisamente el entrenador del filial, Raúl González, pasó por un proceso parecido en su etapa como jugador y sabe perfectamente que en el segundo equipo los mayores pueden encontrar esperanza incluso para hacer grandes cosas, como consiguió Vicente del Bosque hace ya casi un cuarto de siglo en un momento muy, muy parecido al que vive ahora el Real Madrid. Aquella temporada, sin embargo, acabó con el Real Madrid levantando la octava. Hay espacio para creer.

Un Real Madrid al borde del descenso

 

Una fe que, en el caso del actual Real Madrid, es menos fe que entonces. Porque este equipo es, según las apuestas de fútbol de Betfair, uno de los claros candidatos a levantar la orejona. Es el tercer favorito con una probabilidad implícita del 13%, sólo por detrás de City (otro de los grandes afectados por el parón FIFA) y el Bayern de Múnich. Entonces, en la temporada 1999-2000, el Real Madrid no partía como favorito. Más bien todo lo contrario.

Aquel equipo que comenzó a dirigir John Benjamin Toshack llegó a enero deshilachado y sin esperanza. Los malos resultados y las salidas de tono del galés, que repetía en su segunda etapa en Concha Espina, acabaron con su cese. Vicente del Bosque cogió el cargo inicialmente sólo de forma puntual. Ya con el salmantino en el banquillo, la goleada del Real Zaragoza en el Bernabéu un 4 de diciembre de 1999 (1-5 ganaron los aragoneses) dejó al equipo blanco a las puertas del invierno. Tras aquella jornada el Real Madrid acabó… ¡¡17º a sólo un punto del descenso directo a Segunda!!

El milagro de Zárate y Azcárate

 

Para colmo, aquel Real Madrid empezó a ver como la mayoría de sus jugadores referentes caían lesionados. Para principios de 2000, Del Bosque, que era entonces uno de los coordinadores de la cantera en la antigua ciudad deportiva de la Castellana, tuvo que verse obligado a tirar de chavalería para recomponer un equipo que, sin embargo, y contra pronóstico, empezó a rendir sustentado en parte por el ímpetu de algunos de estos chavales.

Los casos más conocidos fueron los de Corona y Zárate, dos delanteros de entonces apenas 21 años que llegaron a jugar hasta diez y seis partidos respectivamente y cuyos goles, por momentos, sirvieron de esperanza al madridismo mientras se vaciaba la enfermería. El de Meca en Zorrilla permitió al Real Madrid ganar por 0-1 en la 19ª jornada y el de Zárate sirvió para tumbar al Málaga en el Bernabéu en la 24ª. Por allí también estaban un joven David Aganzo, ahora presidente de AFE e incluso Samuel Eto’o, luego estrella del FC Barcelona y por entonces un crío de sólo 18 años que acabó cedido en enero al Espanyol.

Con aquellos mimbres escasos y mucha inventiva, Del Bosque fue sobreviviendo en el torneo de la regularidad mientras en Champions, llamativamente, los resultados eran excelentes. También fue fundamental su pizarra (jugó con defensa de cinco, un dibujo inaudito en el Real Madrid) y la aportación de lo que hoy llamaríamos ‘Unidad B’, esto es, suplentes que dieron un paso al frente para ser intocables: Iván Campo, Aitor Karanka, Iván Helguera, Geremi o Guti (por entonces más promesa que realidad) fueron clave en los éxitos merengue. Los tres primeros, de hecho, ejercieron de titulares en París en el partido que, ante el Valencia (3-0) dio al Real Madrid la Octava Champions.

Un modelo de éxito basado en los malabarismos entre recursos propios y cantera que bien podrían servir ahora de referencia a Ancelotti para salir adelante mientras su superpoblada enfermería empieza a despoblarse poquito a poquito.