Estos fueron los peores enemigos del Imperio español

El Imperio Español se desarrolló entre los siglos XVI y XIX y acaparaba un extenso territorio: la península ibérica, la península itálica, los actuales territorios de Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, gran parte de América, África y el Sudeste de Asia y el Pacífico.

Cuando Cristobal Colón, bajo en mandato de los Reyes Católicos, llegó a América; logró que el Imperio Español alcanzara una envidiable posición hegemónica que despertaría envidias a lo largo y ancho de todo el globo. Te mostramos los mayores enemigos con los que se encontró el Imperio Español:

Así era la vida en el barco más importante del Imperio Español: enfermedades, falta de higiene y ratas

Jeireddín 'Barbarroja'

Conocido y temido en su época por liderar la expansión del Imperio Otomano a lo largo y ancho del Mediterráneo oriental, este almirante nació en la isla de Lesbos en 1475. Hijo de una cristiana cautiva y de un poderoso jenízaro, su hermano Aruch murió en combate contra los españoles.

En 1533 fue requerido en Estambul para ser nombrado por Suleimán como Almirante en Jefe de la Sublime Puerta. Desde entonces se convirtió en toda una pesadilla para los españoles al asolar sin descanso las islas Baleares, la Costa Brava, la península itálica y el mar Egeo. En 1545, el almirante se retiraría en Estambul donde falleció al año siguiente tras haber dedicado toda su vida a descorazonar a cualquier cristiano que viviera en la costa.

Isabel I de Inglaterra

Isabel fue la última monarca de la casa Tudor y vivió toda su vida temerosa del poder que estaba cogiendo la Monarquía Hispánica. Es por esto que buscó por cualquier medio mermar la creciente supremacía del español Felipe II.

Durante su reinado fueron constantes los ataques corsarios contra el tesoro de la Flota de Indias, el apoyo otorgado a los rebeldes protestantes en Flandes y su alianza con Francia para complicar las campañas de los Tercios en Europa, entrando en guerra abierta con España entre 1585 y 1604.

Guillermo de Orange

A pesar de ser criado en la corte de Carlos I y de Felipe II, fue perdiendo su lealtad a la corona hispánica por motivos religiosos. Desertó en favor de los rebeldes flamencos tras la represión organizada por el duque de Alba en 1566.

A Guillermo no le quedó más optativa que huir a Francia donde lideraría la rebelión contra España con el apoyo de Inglaterra y los hugonotes franceses. Fue derrotado en varias ocasiones por militares españoles pero siempre mantuvo viva la llama del nacionalismo y la rebeldía en los Países Bajos.