Así era la vida en el barco más importante del Imperio Español: enfermedades, falta de higiene y ratas

La vida en los galeones no era como el cine nos lo ha pintado

Así era la vida en el principal barco del Imperio Español

Así era la vida en el principal barco del Imperio Español / SPORT.es

La mayor potencia del mundo entre los siglos XVI y XVII fue España y una de las claves para conseguirlo fue el control que tenían sobre los mares. Para ello, se necesitó un amplio despliegue descomunal de navíos.

Entre estos navíos destacó uno: el galeón español, un modelo de barco característico de España que cubría todas las necesidades de la nación en cuanto a la defensa de sus posesiones. Este galeón fue una adaptación del galeón estándar, con el mismo poderío en combate pero con un tamaño menor y procurando la velocidad y agilidad de las carabelas portuguesas.

Lo habitual es que estas embarcaciones tuvieran entre 30 y 50 metros de eslora, y 12 o 15 metros de manga. En España destacaron los astilleros vascos y andaluces y, se estima que hicieron falta unos 2.000 árboles para adquirir la madera necesaria para construir un galeón, cuya construcción tardaba en hacerse unos dos años.

La romantización de la vida en los galeones españoles ha sido culpa del cine, pero la realidad es que vivir en uno de ellos era una lucha constante por la supervivencia en un entorno implacable. Podían navegar en torno a unas 120 y 300 personas por lo que había una gran falta de intimidad y de comodidad.

“Las condiciones de hacinamiento y la poca posibilidad de bañarse adecuadamente significaban que un galeón estaba plagado de todo tipo de pasajeros altamente indeseables. Las ratas en la bodega, las cucarachas en las cubiertas, los gusanos en la sopa, los insectos en la ropa de cama y los piojos en el cuerpo eran parte del viaje marítimo”, documentan algunos textos.

Es por ello que infinidad de hombres y mujeres que subieron a bordo de algún galeón sufrieron alguna enfermedad contraída a bordo por la falta de higiene y una dieta que empeoraba con el paso de los días en alta mar ante el deterioro de los alimentos.