TENIS

Carla Suárez y Paula Badosa: Presente y futuro, codo con codo

Carla Suárez y Paula Badosa atendieron a SPORT antes de entrar en el nuevo año. Dos caracteres muy distintos que, sin embargo, se entienden a las mil maravillas. Respeto y admiración mutuos ayudan mucho a que la suya sea una relación amistosa y fluida pese a que ambas van a estar persiguiendo antes o después los mismos objetivos

Carla Suárez y Paula Badosa, presente y futuro del tenis femenino

Carla Suárez y Paula Badosa, presente y futuro del tenis femenino / VALENTÍ ENRICH

Neus Yerro

Llegan por separado a las instalaciones del Centre Municipal de Tennis de Vall d’Hebron pero se marchan juntas. A Carla Suárez, el presente del tenis femenino español, y Paula Badosa, el futuro, las separan nueve años pero las unen muchas más cosas; parte de su equipo de trabajo, sesiones de entrenamiento y, cuando pueden, también ratos libres, además de la experiencia de haberse ido de casa siendo muy jóvenes (“aunque ahora me gusta estar sola, lo necesito”, dice la catalana).

“Sacamos tiempo para ir a cenar, al cine, pasarlo bien... también es importante desconectar. Y chocar no vamos a chocar en la vida”, afirma tajantemente la canaria.

A su lado, Paula asiente. Para la tenista de Begur, aunque nacida en Nueva York hace 18 años, “poder entrenar con una ‘top ten’, a la que veía por la tele hace nada, es increíble para mí. Compartir momentos, ver cómo trabaja, su humildad... es un ejemplo. Compartir equipo me beneficia más a mí que a Carla”.

Aunque para Suárez también hay cosas positivas. “Ayuda tener a una persona con el potencial y las maneras de Paula. Para ella es una ilusión nueva, está empezando a vivir cosas que tú ya has vivido y tenerla al lado sienta bien... además, su estilo de juego es el del 80-90 por ciento de las jugadoras del circuito. Un tenis agresivo, atrevido, que es lo que me falta a mí o he intentado mejorar poco a poco. Un estilo que antes me molestaba muchísimo y ahora, un poco menos”, explica.

La canaria es la calma. La catalana, un torbellino que intenta contenerse. Y ella misma lo admite. “Soy un poco acelerada, tengo mucho carácter. Admiro la tranquilidad, el saber estar de Carla. Soy muy extremista, muy impulsiva. Por eso la constancia y la regularidad me cuestan... pero estoy trabajando en ello y con la ayuda de Xavi (Budó, entrenador de las dos) también estoy incidiendo en el aspecto mental. Es lo que más me falta por mejorar pero también es una cuestión de edad”, relata Paula.

Expectativas máximas 

Y es que las expectativas a su alrededor son altas. Carla ya sabe lo que es eso cuando, con 19 años, osó colarse en los cuartos de final de Roland Garros (2008). “Pero ¡bendito problema!”, exclama Suárez. 

Badosa lo observa con mayor recelo: “Por una parte son buenas porque veo que la gente cree en mí, que ven que puedo ser buena tenista; por otro es una presión extra. Que si el año que viene tengo que llegar a un ranking, a un cierto nivel... pero soy joven, aún tengo que madurar muchísimo. A veces la gente tiene muchas prisas y sólo quiero decir que hay que darme tiempo. El ‘Top 100’ todavía está lejos”.

Y es que para Paula será el primer año en el circuito, “y quiero disfrutar y aprender mucho viendo todo lo que pueda a las buenas”. Carla ya es toda una veterana.

En 2015 ha sido ‘Top 10’ aunque la cruz de la moneda fueron los Grand Slams. Por eso se plantea dos objetivos para 2016: “He tenido la oportunidad de saber lo que se siente estando entre las diez mejores y ahora no sólo quiero estar unos meses sino un año entero o incluso acabar la temporada en esas posiciones, es un reto interesante. Y mi otra meta es ser más regular en los Grand Slams. Se me quedó una espinita clavada en 2015. Me gustaría rendir bien”.

Una admira “dejando a un lado a los españoles” a Henin, Halep y Monfils –”si tengo la oportunidad de ir a verlo en directo, voy. Disfruto muchísimo”–; la otra, “a Nadal y Sharapova”. Por eso cuando en 2015 se cruzó con ella en el torneo de Miami “flipaba. Pensaba ‘¿qué hago yo aquí?’”. Pues llegar hasta tercera ronda.

“Me fue bien pero comparas un ITF con un WTA y parece otro deporte”, explica Badosa. El tenis “me encanta. He pasado rachas malas pero nunca he pensado en abandonar. Me veo incapaz de no jugar al tenis, es imposible, no lo puedo ni pensar...”.

No tiene necesidad de hacerlo. Al contrario. La espera, cuando llegue el momento, un circuito en el que debe saber que “hay mucha envidia. No se dice, da vergüenza admitirlo, pero la hay”, asegura Carla, que tampoco niega que “cambiaría decisiones que he tomado en años anteriores. Pero no te diré cuáles...”.  

Lo que sí nos dice son sus deseos para 2016: primero, salud. Y ganar un Grand Slam”. “Ser feliz y llegar al ‘Top 100’”, es el sueño de Paula.