Andy Murray se inspira en la victoria de Wawrinka ante Nadal

Es la una de la mañana en Melbourne. Y Andy Murray está en la Rod Laver Arena, móvil en mano, inmortalizando el momento en que su hermano mayor, Jamie, levanta su primer trofeo de Grand Slam.

Jamie, siempre a la sombra, siempre guardián de Andy. Una relación que se hizo más fuerte siendo niños, cuando un desequilibrado entró en su escuela en Dunblane y asesinó a 16 pequeños y a su maestra. Sólo así se entiende la reprimenda pública durante la entrega de premios: "¡Tú!", dice Jamie señalando hacia la grada a su hermano, "¡deberías estar en la cama!".

Andy se ríe. ¿Cómo iba a perdérselo? Siempre se han llevado a las mil maravillas. Siempre se han sentido orgullosos el uno del otro. Y ahora que la familia Murray ya tiene asegurado que no se irá de vacío, quieren más.

Andy disputa este domingo (9.30 horas, Eurosport) su quinta final en el Open de Australia. Y de nuevo, como el año pasado, frente al número uno mundial, Novak Djokovic. Las estadísticas no le favorecen. Pero el escocés no piensa en eso. "Las derrotas anteriores no cuentan aunque sé que mucha gente no confía en mi victoria", espeta.

Prefiere tomar otro ejemplo. "Creo recordar que cuando Stan Wawrinka ganó a Rafa (Nadal) en la final no le había ganado un set antes", apunta.

Tampoco le preocupa que su rival haya tenido más descanso. "Yo he vivido las dos situaciones. Y recuerdo que Novak jugó una semifinal de cinco horas conmigo el viernes antes de batir a Rafa en seis horas (en referencia a la final de 2012)", añade.

Andy sabe que la clave reside en "mantener un altísimo nivel de juego durante mucho tiempo". Sólo le quedará poder llevarlo a la práctica.