Si Franco levantara la cabeza...

El pasado viernes se celebraron los cuarenta años de la muerte del dictador Francisco Franco. Dos días después, el Barcelona sentó cátedra en el Santiago Bernabéu y le infringió un correctivo impresionante al Real Madrid (0-4), uno de los equipos favoritos del dictador gallego. En el estadio blanco, el equipo de Luis Enrique dio algo más que una soberana lección de fútbol. No era esta la primera vez que el Barcelona ganaba en el santuario blanco pero nunca antes, ni con el 0-5 de Cruyff ni con el 2-6 de Messi, la afición blanca había abroncado a sus jugadores, había pedido el regreso de un entrenador y había vitoreado la dimisión de su presidente. 

Y es que el de ayer no era un partido más, un clásico más. Estaba en juego confirmar la supremacía barcelonista ya vista la campaña anterior. Después del recital de Iniesta, Neymar, Sergi Roberto y compañía nadie puede dudar, ni los más acérrimos seguidores blancos, que este Barcelona es muy superior al Real Madrid, en todos los aspectos habidos y por haber.

Dijo Franco que tras su muerte lo dejaba “todo atado y bien atado”. Se equivocó el dictador. ‘Su’ Madrid, que se había paseado en la década de los sesenta y mitad de los setenta, ahora tiene que doblar la rodilla ante el mejor juego del Barcelona. Seguro que este sería un golpe duro para él y para sus ‘fieles’ seguidores.

Un último apunte. Si ayer hubo un hombre feliz sobre el césped del Bernabéu era Piqué. El defensa catalán sufrió la ira de los aficionados blancos. Pero él hizo un partidazo que estuvo a punto de redondear con gol. Seguro que tuvo un orgasmo de felicidad.