¡Qué grande eres Rafa!

Neus Yerro

Rafa Nadal es grande. Inmenso. Y disputará su primera final de Grand Slam en casi tres años (Roland Garros 2014) en el Open de Australia, tras superar al búlgaro Grigor Dimitrov por 6-3, 5-7, 7-6 (5), 6-7 (4) y 6-4 en cuatro horas y 56 minutos.

Semifinal espectacular. Por su nivel de tenis, por su intensidad, por su emoción. Y es que Dimitrov ha dejado claro en estos primeros compases de 2017 que ha dado el paso adelante que todos llevábamos esperando desde que era júnior y se ganó el nada despreciable apodo de 'Baby Fed'. Recuerda, es cierto, muchísimo al suizo. Pero aún está a años luz de sus logros.

Sin embargo y pese a la derrota, el duelo con Nadal debe darle alas al joven búlgaro. Rafa está fino, con confianza, está buscando sus tiros y ajustando armas. Y ha tenido que acabar, tirando de experiencia, con la resistencia de un Grigor cuyo nivel de golpes es estratosférico. Uno de los tenistas más completos del circuito: sirve bien, golpea bien y además, puede variar, de ambos lados, sube con ciertas garantías a la red...

Nadal salió dispuesto a poner tierra de por medio desde el principio. Y es que el Dimitrov del pasado era de los que bajaban la cabeza cuando las cosas se le torcían. Pero ha trabajado a conciencia con su equipo para mejorar mentalmente y lo demostró resistiendo las embestidas de Rafa, haciendo de tripas corazón ante las oportunidades perdidas (dispuso de 16 puntos de break de los que aprovechó cuatro) y luchando por luchar por primera vez por una corona de Grand Slam.

Grigor obligó a Rafa a jugar, por momentos, al límite. El búlgaro tuvo que hacerlo prácticamente de principio a fin. A cada arreón en el marcador de Nadal respondía con igual o, en ocasiones, mejor solvencia. Ha dejado su magia en la pista antes de ceder su primera derrota de la temporada en un quinto set que sólo se decidió por pequeños detalles... y por la experiencia del balear en estas instancias.

Sus maratonianos duelos con Novak Djokovic en la final de 2012 (5 horas y 53 minutos) y con Fernando Verdasco en la semifinal de 2009 (5 horas y 14 minutos) le precedieron. Y Nadal supo cuándo era el momento de intentar presionar un poco más a Dimitrov. Le quedaba poca gasolina, lo ha admitido después, pero ha sido suficiente para buscar su oportunidad... y ganar un partido para el recuerdo. Uno más.

Australia tiene la final que quería. El capítulo número 35 de una rivalidad que será difícil de repetir. El domingo toca madrugar. A partir de las 9.30 de la mañana, Roger Federer y Rafa Nadal dirimirán un nuevo gran título entre sí. Y gane quien gane, hará historia. 

Y eso que, hace unos meses, estaban para jugar torneos benéficos. Quien tuvo, retuvo. Pero... ¡Qué grande eres, Rafa!