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Gemma Mengual y Ona Carbonell, ilusión sincronizada en Río 2016

La dupla española será una de las grandes protagonistas de su modalidad en los Juegos Olímpicos de Río 2016

CARME BARCELÓ

¿Mi objetivo? Que mis entrenadoras me feliciten después de cada entrenamiento”. Ona Carbonell, descalza y con las piernas cruzadas sobre la silla, está tranquila. Su hablar pausado contrasta con la energía que imprime en cada ejercicio. Hace un minutos que Gemma Mengual ha salido volando del ‘shooting’ porque la espera el fisioterapeuta en su casa, dos niños y una agenda que la agota con solo mirarla. Hemos compartido una larga tarde de fotos, risas, confidencias y cierta desconexión. Pero ahora están ahí, concentradas, y a 24 horas de su debut en los Juegos Olímpicos. Otros. Los cuartos para Gemma. Suma y sigue. “Me fui y tenía clara la retirada. Pero me pudo el deseo y las ganas de competir. Lo llevo en la sangre”, reconoce Mengual. Ese día ya imaginaban sus jornadas en la villa olímpica, el reto y los anhelos. Una tiene 39 años y la otra, 26. Se conocen y se complementan casi a la perfeccion. Son cómplices en el deporte y en la vida. Mujeres fuertes, una de ellas madre, que saben lo que es sufrir, llorar y reír en horas y horas de trabajo en el agua. “Las renuncias son parte del proceso -explica Ona- pero en la balanza aun gana la ‘sincro’. Echo de menos estar más tiempo con mi pareja, con mi familia, viajar... pero me compensa”. A Gemma la acompañan a Río su pareja, Enric, sus dos hijos y su madre. A Ona, su novio, sus padres y su hermano. Hablo con ellas justo ayer y reconocen que “ya tenemos ganas de que esto empiece. Son muchos días aquí y queremos competir ya”. Me cuentan que veremos “algo muy emotivo, muy especial y con mucha pasión” y unos bañadores “brillantes, con patrones muy diferentes que van a sorprender”. Las dos han trabajado hasta la extenuación y echarán de menos al equipo, que no consiguió clasificarse. “Pero nos han enseñado a perder y hemos aprendido de la derrota”, asegura Ona. Llegan a estos Juegos con una fortaleza mental y física extraordinaria tras meses muy duros. ¿Medalla? “Estamos en nuestro mejor momento y muy fuertes mentalmente”, responden de forma coral. Sincronizan incluso sus pensamientos. La diferencia de edad provoca una complicidad única y especial. Y la veremos a partir de mañana en toda su dureza y su esplendor.