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Juegos Olímpicos: Ciclismo en Pista

Las pruebas de ciclismo en pista gozan de una larguísima tradición en los Juegos Olímpicos, de los que forman parte desde sus orígenes, en 1896

Ciclismo en pista en los Juegos Olímpicos

Ciclismo en pista en los Juegos Olímpicos / sport

Ricard López

A diferencia de las bicicletas de ruta, las del ciclismo en pista no tienen frenos ni cambio de marchas, y cuentan con un solo desarrollo que les permite alcanzar velocidades muy altas.

Existen diez modalidades distintas para optar a medalla (cinco para hombres y cinco para mujeres): Keirin, Sprint, Omnium, Team Pursuit y Team Sprint. Lo que las diferencia es su finalidad: velocidad, resistencia y competición por equipos.

Las pruebas de Sprint consisten en una serie de carreras de tres vueltas al circuito ovalado de 250 metros, en las cuales los corredores arrancan desde cero hasta alcanzar velocidades superiores a los 80 km/h. Las de Keirin cuentan con hasta siete competidores, que después de haber efectuado varias vueltas a la pista siguiendo el ritmo marcado por un ciclomotor, acaban disputándose la victoria en una apretada lucha.

Las tres modalidades restantes se disputan por equipos. Las de Team Sprint, en grupos de tres -en modalidad masculina-, y de dos, en la femenina.

En ellas, los compañeros tienen que darse relevos durante la carrera. Las de Team Pursuit se basan en una persecución de dos equipos que salen de puntos opuestos en la pista. El número de vueltas es de 16, para los hombres, y de 12 para las mujeres, y gana el equipo que consigue el mejor tiempo, o bien aquel cuyo tercer corredor relegue al tercero del rival.

En las de Omnium, que tuvieron su estreno olímpico en Londres 2012, los corredores compiten entre sí combinando seis disciplinas diferentes de velocidad y resistencia.