Juegos Olímpicos: Balonmano

El primer “antepasado” conocido del balonmano es el Ceska Hatznea, juego de pelota practicado en los Balcanes y en Checoslovaquia y que inventó J. Klenker en el siglo XIX. 

A principios del siglo XX, el alemán Max Meiser fijó las normas del Türball, otro pariente cercano de este deporte. 

Sin embargo el balonmano a siete, que ha llegado hasta nuestros días, tiene su origen en las frías tierras de Escandinavia. El doctor H. Nielsen creó un deporte que se pudiese practicar bajo techo en una zona del mundo donde las temperaturas son gélidas durante gran parte del año. 

El objetivo del juego es desplazar la pelota entre los jugadores valiéndose de las manos para intentar introducirla en la portería contraria. El equipo que más goles haya marcado se proclama vencedor del partido.

En categoría masculina, el balonmano se incluyó de manera definitiva en el programa olímpico en los Juegos de 1972 de Munich. En féminas, el torneo olímpico se disputó por primera vez en los Juegos de Montreal 1976.

Se trata de un deporte muy practicado en Europa pero no goza de mucha popularidad en América y en los países de habla inglesa.