El vestuario blanco ha tomado las riendas del equipo

El Madrid se autogestiona al margen de Mourinho

El técnico portugués ha tenido que abdicar de sus planteamientos para poder doblegar al Barça de Guardiola

A. Alcázar

La victoria del Real Madrid en el Camp Nou ha llegado después de que Jose Mourinho haya sido relegado a un segundo plano. Harto de ser humillado una y otra vez por el Barça con planteamientos mezquinos y de las constantes polémicas y excusas de su entrenador, el vestuario decidió tomar las riendas en cuanto detectó que esta Liga se podía escapar después de tenerla ganada.

Las discrepancias entre buena parte de la plantilla y Mourinho vienen de lejos. El portugués ya tuvo que bajarse del burro tras hacer el ridículo en la Supercopa, donde un Barça recién aterrizado de vacaciones y con apenas un puñado de entrenamientos doblegó a un Real Madrid que se tiró un mes de pretemporada preparando esa cita. 'Mou' volvió a 'cagarla' empeñándose en frenar al cuadro blaugrana con su trasnochado 'trivote' y un planteamiento ultradefensivo. El técnico se sacó la espina ante sus futbolistas en el partido de Liga de la primera vuelta, disputado en el Bernabéu, en el que puso la alineación que le dictaron sus futbolisas y perdió 1-3. Mourinho pasó factura a sus jugadores recriminándoles: “Mirad lo que pasa jugando como vosotros queréis”.

Las cuentas pendientes se fueron acumulando, hasta que llegó el partido en El Madrigal, donde el Real Madrid se dejó dos puntos por segunda jornada consecutiva y redujo su distancia a seis puntos. Mourinho entró en el vestuario para ordenar a sus futbolistas que salieran a 'rajar' del árbitro y la plantilla dijo basta. El núcleo duro del vestuario se negó a seguir escudándose en los arbitrajes, porque considera que perjudica su imagen como futbolistas, que es una estrategia que no está a la altura de un club como el Real Madrid y que cargar sistemáticamente contra los colegiados es contraproducente a medio y largo plazo. Aquel día no habló nadie y desde entonces, Mourinho se ha acogido a una ley del silencio particular, instado por sus propios futbolistas, para rebajar esa crispación que tanto daño le ha hecho al conjunto blanco estas dos últimas temporadas.

El punto culminante llegó a la hora de perfilar el planteamiento y el once a presentar en el Camp Nou. Nada de inventos. El once de gala y a intentar jugar al fútbol, sin la violencia indiscriminada que Mourinho había impuesto como único argumento.