MI VERDAD

La herida de siete puntos no es grave ni irreversible

Josep Maria Casanovas

CANSANCIO MENTAL MÁS QUE FÍSICO. Que nadie se crea que van a tirar la toalla en la Liga. El que piense esto es que no conoce a Guardiola. Es un ganador, un luchador infatigable, un corredor de fondo. Sabe los errores que han cometido, sabe las causas de tantos empates frustrantes, sabe la fórmula para remontar el vuelo. No le asusta la ventaja que lleva el Madrid, todo lo contrario, le motiva. Ayer, sin ir más lejos, tuvo una charla a calzón quitado con el equipo, diciendo las cosas por su nombre, poniendo el dedo en la llaga de una herida de siete puntos que duele pero que no es grave ni irreversible. Pep recordó a sus jugadores que en la etapa del mítico `Dream Team¿ de Cruyff llegaron a tener esa desventaja y acabaron ganando la Liga. Él mejor que nadie sabe que el equipo acusa cansancio mental, que no físico. Son capaces de mentalizarse para la Copa del Mundo de Clubs o los enfrentamientos con el Madrid, pero les cuesta darlo todo en los partidos pequeños. Por eso sufren en la Liga, donde han cedido cinco empates (10 puntos) en campos donde su superioridad técnica es indiscutible.

VOSOTROS PODÉIS. Los tropiezos del Barça se acusan más porque el Madrid protagoniza una trayectoria que es la antítesis, golea a los pequeños y sufre ante su gran enemigo. La cuerda se ha tensado tanto que Guardiola ha decidido dar un golpe de timón. De la misma manera que da dos días de fiesta antes de la visita al Bernabéu y le funciona, de cara al compromiso de mañana en Valencia ha decidido lo contrario, doble sesión de entrenamiento, lo que significa todo un aviso para jugadores y navegantes. Que nadie se relaje ni despiste. No es normal programar un entrenamiento táctico por la tarde, señal inequívoca de que lo que vio el entrenador en Villarreal no le gustó, en especial los desajustes defensivos y la falta de orden en el centro del campo. El mensaje del míster es claro y contundente: “Vosotros podéis”. No quiere lamentaciones ni excusas, tampoco le gusta oír hablar de los lesionados y menos de los árbitros. Confía en sus jugadores y quiere que en Valencia vuelvan a dar el do de pecho.

LA COPA PUEDE SER EL REVULSIVO. Guardiola es un hombre que le da muchas vueltas a todos los temas, se come el coco. Cuando ganan nunca lanza las campanas al vuelo; cuando tropiezan siempre ve el vaso medio lleno. Está convencido de que clasificarse para la final de Copa después de haber eliminado al Madrid y Valencia sería un golpe de moral clave que propiciaría el efecto rebote que necesita el equipo para volver a coger la onda en la Liga. Es consciente de que van cortos de efectivos, que los chicos del B son un recurso pero no pueden ser la solución, que Adriano y Alves se acoplan a las bandas sin ser extremos, que Messi no puede sacar las castañas del fuego todos los partidos, que la defensa ha perdido seguridad. Así y todo está convencido de que el partido de Valencia no se parecerá en nada al de Villarreal, que los jugadores recuperarán la chispa y la fortuna de cara a gol. La Copa puede ser un buen revulsivo.