De Guardiola a Luis Enrique

Evolución. La eliminatoria Barça-Bayern ha servido para enfrentar dos modelos de fútbol que, sin estar tan lejos el uno del otro, sí representan la evolución del juego con el paso de los años. Guardiola se fue del Barça “vacío”, según sus propias palabras, sintiendo que se agotaba su jerarquía sobre el vestuario y su capacidad de seguir imponiendo las claves de un estilo de juego que le llevó a él y al equipo a lo más alto del fútbol mundial. Creo que Pep se dio cuenta de que había que ir hacia una evolución del sistema y lo único que desconozco, porque todavía no lo ha aclarado el propio interesado, es si abdicó porque vio que los jugadores ya no le seguían o porque entendió que con esos jugadores solo se podía jugar de aquella forma. 

En cualquier caso, lo que está claro es que para seguir su carrera en los banquillos eligió un equipo hecho y ganador y que aplicó el mismo estilo que en el Barça. No buscó la evolución a partir de la clásica potencia física de los equipos alemanes y los resultados no fueron tan buenos como se esperaban. No ya por la ausencia de títulos, pues ha ganado las dos Bundesligas que ha disputado, pero sí por la magnitud de la tragedia en la Champions, donde el Madrid le volteó la temporada pasada con un 5-0 doloroso y ahora se enfrenta a un 3-0 en contra que el Barça le endosó en el Camp Nou.

Puede que el gran error de Guardiola haya sido no haber evolucionado su estilo de juego. Cada tiempo, cada equipo, cada competición requiere ajustes porque ni los jugadores ni los rivales son los mismos. Luis Enrique ha sabido hacerlo en el Barça, después de muchos obstáculos y críticas, porque nada se consigue sin esfuerzo, pero ahora recoge los frutos. Con el tiqui-taca ya no basta con ganar. Ni en la Liga ni, por lo que se ve, en Europa. Y si Guardiola no se adapta, en el Bayern se cansarán de él más pronto que tarde.