Arranca el Tour Europeo

Pablo Larrazábal, del golf a los fogones

El jugador barcelónes Pablo Larrazábal arranca una nueva temporada en el Tour Europeo aunque también le ilusiona su nuevo papel de empresario en su restaurante 

Pablo Larrázabal, en el restaurante Cocomo

El golfista barcelonés Pablo Larrazábal nos mostró su restaurante / sport

Ramón Palomar

Pablo Larrazábal (Barcelona, 1983) inicia una nueva temporada en el Tour Europeo con el objetivo de meterse entre los 50 mejores del mundo y poder disputar de manera regular los torneos Grandes. Tras disputar el US Open, el British Open y el PGA Championship, su sueño es lograr billete para el Masters. "Sin duda es un reto y una gran ilusión", asegura a SPORT. "Sé que jugaré el Masters en algún momento de mi carrera pero no es una obsesión", dice. El 2014 fue un año importante para el barcelonés ya que logró una importante victoria, la tercera de su carrera, en el Abu Dhabi Championship, que precisamente defiende esta semana en su primera aparición del año, y también porque ha visto materializado su deseo de convertirse en empresario y más concretamente en el mundo de la hostelería.

Larrazábal, en el poco tiempo que le deja el entrenarse y jugar alrededor del mundo, ha puesto en marcha, junto con un amigo de toda la vida, Alberto Barros, el restaurante Cocomo (Enrique Granados, 55), que apenas tiene seis meses de vida, pero que empieza a ganarse un nombre en la ciudad. El golfista está tan ilusionado en este proyecto gastronómico como en su nueva temporada en el Tour. "Regreso con muchas ganas y empezar el año defendiendo el título y recordando ese buen momento, no tiene precio", explica. Aunque en el poco tiempo del que dispone en casa, ha seguido muy de cerca la evolución de su nuevo negocio. "La vida no es solo golf. En este momento en que puedo ayudar a la sociedad, donde puedes invertir dinero y dar trabajo a 15 personas, me hace sentir orgulloso", comenta. "Estamos todavía sobreviviendo, porque no es fácil arrancar un negocio, pero es un lugar interesante....", asegura. "Estuve hablando con uno de mis amigos de toda la vida que tiene un par de restaurantes y le dije que quería invertir en algo. Me gusta mucho comer y hablando nos pusimos en marcha a buscar un local y lo reformamos con toda la ilusión del mundo. Ya hemos abierto y nos ha quedado un sitio muy acogedor", dice.

Pablo ocupa el puesto 71 del mundo y en el 2014 ha logrado ganancias por encima del millón de euros. Un buen pellizco, aunque se queja del maltrato que reciben los deportistas de élite por parte de Hacienda. "Si no me suben más los impuestos, seguiré aquí aunque nos están poniendo la vida muy difícil", comenta. "El 98% del dinero que gano lo hago fuera de España, nunca he tenido un sponsor español y yo pago el 56% de mis impuestos en España. Si defendemos a nuestro país allá donde vamos, ¡qué nos defiendan a nosotros también! Hay gente que decide irse y yo lo entiendo".

Tres catalanes en el Tour

El Tour Europeo contará esta temporada con tres jugadores catalanes. Junto a Larrazábal, el más experimentado, estará de nuevo su amigo Eduardo de la Riva, que recuperó la tarjeta en la Escuela de Calificación, y el debutante Jordi García Pinto. "Rodearse del mejor equipo posible es muy importante al principio", dice Pablo en referencia al gerundense Pinto. "Si quiere un consejo, yo estaré allí para dárselo. No es fácil mantener la tarjeta. Yo tuve la suerte de ganar pronto en mi primer año en el Tour y después me dejé aconsejar por gente importante como Miguel Ángel Jiménez".

Larrazábal quiere meterse entre los 50 mejores, como uno de sus grandes objetivos. ¿Y qué es necesario para lograrlo? "Regularidad. Los 50 mejores son regularmente muy buenos. Siempre logran la forma perfecta en el momento de jugar los Grandes y cuando no están en su mejor momento, siempre están arriba en la clasificación. Esa es la diferencia. Cuando yo juego mal, no paso los cortes", explica. Por ello piensa trabajar duro, rodeado de su equipo. "Todos los jugadores entre el 150 y el 200 del mundo tienen talento. Solo hay que trabajarlo y darle el máximo rendimiento. Yo sé que no he llegado a mi tope, tengo bastante por pulir", comenta.

Jugar el Tour Europeo es mucho más que disputar cuatro rondas de golf en cada torneo. Requiere invertir muchas horas de viaje y muy lejos de casa. Y, de momento, a Pablo no le cansa. "Al contrario, me divierte. El golf es divertirse pasando horas en aeropuertos y de país en país y lejos de la familia. A mí no me cuesta nada", recalca.