A GOLPE DE AVE

Los grandes, entre el miedo y la duda

José Antonio Abellán

Ya llevamos dos jornadas de Liga y, a simple vista, parece que es la más devaluada de los últimos años. Aunque, eso sí, mantiene sus mismos defectos: será una Liga de dos.

Y eso que el FC Barcelona sigue teniendo el problema que arrastra desde el último año de Guardiola. Es capaz de mantener la concentración deportiva durante todo el partido si lo resuelve pronto, pero la pierde si no lo ha cerrado antes del descanso. La vida sigue igual. No lo resolvió Vilanova y no creo que lo resuelva Martino. Y el tema es preocupante. Porque un equipo como el culé no puede vivir de un churro desde fuera del área.

El domingo, por ejemplo, hubo dos actitudes distintas¿ La que montaba la ametralladora de la primera parte y disparaba como si la vida le fuese en ello y la que se despistaba tanto en la segunda que acababa pidiendo la hora. A mi entender, el problema nace del miedo a no saber ganar con holgura. Y digo saber porque poder, puede.

Por eso no entiendo la suplencia de Neymar. En ningún otro negocio del mundo se entendería la adquisición de una máquina de última generación a precio de oro para dejarla parada. Y si Martino lo hace por aquello tan manido de las rotaciones, la cosa clamaría al cielo. Y es que el cien por cien de la afición culé sueña con ver en el campo, jugando juntos, a Messi, Neymar, Iniesta y Pedro o Tello o Alexis¿ Y la misma proporción de ilusión que genera en el aficionado provoca de acojone en el equipo contrario. Espero que al Tata Martino no le entre un “ataque de entrenador” y prive al dueño del club de semejante espectáculo.

El Madrid, por su parte, continúa con el proceso de regeneración del final de la era Mourinho. Resulta sorprendente que el 70% de los artículos relacionados con el Real Madrid, al menos en la prensa escrita que yo he podido controlar este verano, mencionaban de una u otra manera al entrenador portugués¿ Y hace más de tres meses que se fue. Dicen los que saben que los `finales de Era Mourinho¿ son muy largos y, a veces, agónicos.

Y ahí está el caso Casillas para demostrarlo. Es posible que Diego López esté en igual o mejor forma que el campeón del Mundo, pero Mou dejó abierto el portón de la duda y por él se está colando un debate absurdo que solo está provocando miedo en el equipo. Miedo a que el portero que juegue falle por inseguridad y dudas propias y miedo en los jugadores de campo a que esas dudas les haga encajar goles impensables.

Yo no sé quién debe jugar. Pero no hay que olvidar que Iker es el último jugador pre-Florentino y su Junta. Y tampoco sé hasta dónde eso ha podido influir en la consideración de un jugador. En la planta noble del Bernabéu tratan a Casillas más como referente socio-deportivo que como portero del equipo. Es más, algún miembro importante de la Junta ha llegado a decir: “Casillas no tiene dos dedos de frente. Es, junto con Raúl, una de las dos grandes estafas del Real Madrid”. (Vaya sapo que tragó el susodicho directivo ante el abrazo de los dos el pasado jueves en el Bernabéu con el madridismo volcado).

Difícil solución. Mou ha dejado al madridismo en la Alternativa del Diablo: muchos piensan que es malo que Iker se quede pero es, infinitamente peor, que se vaya.