Paco Alcácer abrió la lata y se sacó la espina en la Liga

El delantero del FC Barcelona Paco Alcácer fue una de las grandes novedades de la alineación del técnico blaugrana, Luis Enrique Martínez, frente al Athletic de Bilbao. El delantero valenciano, que llevaba dos semanas sin jugar, abrió el camino de la victoria con su segundo gol con la camiseta barcelonista. Era su primer tanto en la Liga y supuso otra pequeña liberación para el atacante, que ha necesitado diez partidos (cuatro de ellos como titular) y 327 minutos para conseguirlo.

Paco Alcácer necesitaba un partido así. La sombra del uruguayo Luis Suárez es muy alargada -por su enorme protagonismo a nivel goleador- y las oportunidades escasean, así que a Alcácer no le queda más remedio que aprovecharlas, como hizo hoy. Sólo necesitó 18 minutos para sacarse la espina. El brasileño Neymar se internó hasta la línea de fondo y le puso un balón en perfectas condiciones en el corazón del área. El valenciano remató de primeras y sorprendió a Iraizoz, ya que el balón se coló junto al poste que defendía el meta rojiblanco.

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287 días

Alcácer llevaba tiempo esperando poder celebrar un tanto en la Liga. Habían transcurrido 287 días desde la última vez que celebró uno defendiendo la camiseta del Valencia, en un partido contra el Getafe. Demasiado tiempo para un delantero goleador como él. Por eso lo celebró con intensidad.

Al delantero blaugrana le faltó tener algo más protagonismo en el juego de ataque de su equipo. Apareció con cuentagotas. Quizás le falta tener un poco más de confianza. Sin duda, le está costando adaptarse a las exigencias del Barcelona y asumir un rol diferente al que tenía en el Valencia. De titular indiscutible ha pasado a ser un reserva de lujo del mejor 9 del panorama mundial. Y no debe ser sencillo digerir todo lo que le ha pasado este último medio año.

Alcácer no dispuso de más ocasiones claras para aumentar su cuenta goleadora, pero se vació en defensa y fue un incordio constante para la zaga del Athletic. En el minuto 70, por ejemplo, forzó la amarilla a Laporte al ser objeto de un claro agarrón cuando se disponía a irse solo hacia la portería.