Así juega Jonas Hector, el 'motor' alemán de máxima fiabilidad

Salvando las distancias, el de Jonas Hector es un caso parecido al de Carles Puyol, tanto dentro como fuera del terreno de juego. El lateral del Colonia militó en el equipo de su pueblo hasta los 20 años y, seis años más tarde, ya es titular indiscutible en la actual campeona del mundo.

Hector no es de esos que siempre soñaron con triunfar en el mundo del fútbol. Al revés, ni siquiera se imaginaba todo lo que le sucedería después cuando militaba en el SV Auersmacher, humilde club de la quinta división alemana situado a 20 minutos en coche de su Saarbrücken natal. "En aquellos tiempos no pensaba en llegar a la Bundesliga, no era mi objetivo", ha asegurado el teutón en alguna ocasión.

Entonces, el jugador actuaba como centrocampista. Pero eso cambió cuando, en 2010, fichó por el sub-21 del Colonia. No fue un cambio sencillo, ya que el teutón no veía claro abandonar el equipo en el que disfrutaba al lado de sus amigos. En su nuevo club le tocó ejercer de lateral izquierdo, y fue en esa posición donde arrancó su brutal progresión. 

Dos años en el filial del Colonia le bastaron para ganarse una oportunidad en el primer equipo, en el que fue adquiriendo galones a un ritmo vertiginoso desde su debut en agosto de 2012. "Nunca he conocido a un tipo como él, ni como jugador ni como entrenador", ha reconocido Peter Söger, técnico del conjunto de Renania del Norte-Westfalia.

El hecho de que fuera el jugador de la selección alemana con más minutos jugados con la 'mannschaft' en 2015 es la mejor prueba para tratar de ilustrar lo que representa Hector hoy en día. El lateral ha llegado a la élite a base de esfuerzo y kilómetros. Dicho en otras palabras, Hector es un 'currante' del fútbol. Esto no significa que no tenga calidad, pero sus mayores virtudes son la fiabilidad y el despliegue físico.

Lejos de los terrenos de juego, el teutón mantiene una vida austera y desaparece de los focos mediáticos. "Intento ahorrar", responde cuando le preguntan por el 'boom' que ha vivido económicamente. De hecho, dos de sus pocos caprichos son "dormir en una cama más grande" y "tener una tele más grande". Este último deseo quizá sea para poder disfrutar más y mejor las repeticiones de su gol de penalti ante Italia, que clasificó a Alemania para las semifinales de la Eurocopa. Y es que la presión no existe para alguien que nunca se fijó triunfar en el fútbol como objetivo.