El Girona se fue del José Zorrilla de Valladolid (1-0) con la sensación de que podría haber hecho algo más para evitar volver con las manos vacías. El equipo de Míchel lo intentó, sí, pero lo hizo demasiado tarde y una primera parte apática acabó castigándolo con la derrota. Es curioso porque este guion se ha repetido a menudo a lo largo de la temporada, dando la impresión que cuanto más abajo de la clasificación se sitúa el rival más cuesta concentrarse y, en consecuencia, puntuar. Especialmente, lejos de Montilivi. Es la ley inversa con los rivales.

El Girona y la ley inversa con los rivales (leer noticia)